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lunes, 8 de junio de 2009

EL BOGA. LOS CAMINOS DE LOS RIOS. VENEZUELA

LOS BOGAS.

DOÑA BARBARA
ROMULO GALLEGOS (VENEZUELA)
P177
Pero el boga es bastante más que, una técnica de propulsión, en sentido estricto; es una tecnología, en sentido antropológico, por cuanto se encuentra imbricada en una red de expresiones socioculturales que articula esa porción del proceso socioeconómico con la totalidad social, la riqueza de esta comprobación se desprende de la descripción que hizo José María Rivas en 1833:
“No tema el lector, (y menos la lectora), que vamos hacerle pasar por uno de esos peligrosos y malos ratos que suele ofrecer nuestra lacustre navegación. No, quédense en los ríos y desiertas costas la plaga tenaz, perseguidora del Viajero; y en el río Zulia quédense por añadidura a la plaga, los voraces y descomunales caimanes, el sofocante calor y la enfermiza niebla y por último quédense allá los hábitos groseros del boga en su vida de trabajo, acaso el más duro á que puede el hombre dedicarse. EL boga en el río Zulia es un tipo esencialísimo al que vamos a dedicar de paso algunas líneas.
“un par de mudas de ropa de trabajo, algunos cigarros y tabaco de mascar forman regularmente el equipo que lleva al despedirse de su familia. Regularmente, pues tampoco es raro ver en él, buen peine, espejo de bolsillo y algún frasquito de perfumado aceite, para el cabello.
“Su situación pecuniaria no puede ser más angustiosa, pues para su partida ha comprometido uno o dos meses de trabajo cuando menos. Su adiós a la familia es por tiempo indefinido.
“Llega al río, y con la naturalidad con que tomaría la flauta, si en tal instrumento fue hábil, empuña la palanca, bota el, un extremo al agua y apoya el otro en el pecho. Esto lo hace a un tiempo de diez, doce o dieciséis, según el bogaje, que por su tamaño necesita el bongo a bordo del cual van de ciento cincuenta a trescientas cargas de sal o mercadería despachadas en la aduana de Maracaibo, de tránsito para Colombia, por más que buena parte de cargamento sea para el consumo del Táchira en Venezuela

lunes, 19 de enero de 2009

CAMINAR EN GRUPO O ALMENOS CON DOS GUIAS


Si usted desea participar en este blog mediante la inclusión de su experiencia, información sobre el tema: anécdotas, leyendas, fotografías u otras que Ud considere relevante, por favor envíalas por eagronet0101@hotmail.com o eagronet0101@yahoo.com, eagronet0101@gmail.com la incluiremos con mucho gusto, por lo que, siempre estaremos agradecidos por su deferencia y atención.

En cualquier actividad al aire libre en el medio terrestre para grupos numerosos (más de 5 personas) y/o compuesto por gente inexperta en la actividad en cuestión (senderismo, trekking, montañismo, cabalgatas, esquí de fondo, raquetas, etc.) el contar con al menos dos personas responsables o Guías (uno que vaya adelante, y otro que vaya atrás) es imprescindible. Lo ideal es que (además del mínimo necesario de dos Guías) haya al menos un Guía, Monitor, Instructor, Técnico o persona responsable más por cada 5 o 10 personas en el grupo.
Como clientes de actividades de aventura o multiaventura, tenemos que tener claro que muchas agencias de viajes, de deportes extremos o de turismo activo o de aventura juegan con sus márgenes de beneficios, y por cuestiones comerciales pueden prescindir de los servicios de la cantidad de Guías que son obligados para realizar una actividad concreta al aire libre con las mayores garantías de seguridad. Pero nunca debemos transigir, nunca debemos ceder en este aspecto, porque esto iría directamente en contra de nuestra propia seguridad y de la de nuestros compañeros de grupo.

Guiando un grupo de montañismo.
Además, tenemos que saber que los Guías en cuestión son personas con las habilidades suficientes como para cumplir su función. Esto podemos comprobarlo averiguando qué organismo los certifica como tales y/o (sobre todo y más importante) qué experiencia tienen realizando este trabajo en concreto, en el lugar y bajo las condiciones que en concreto se va a desarrollar la actividad de multiaventura en la que vamos a participar.
En este sentido, aunque no siempre es así, en general los Guías locales suelen ser los mejores. Y tampoco tenemos que creer que el título o la licencia que los certifica como Guías es lo más importante: recordemos que muchos Guías Sherpas en el Himalaya (por citar un ejemplo de Guías locales mundialmente conocidos) no tienen más certificación que décadas de experiencia a sus espaldas, no sólo realizando expediciones y ascensiones, sino viviendo día a día en condiciones que para nosotros son extremas. Dicho de otro modo, la experiencia real, como es obvio, vale más que un papel que diga que teóricamente se tiene dicha experiencia.
http://www.andinia.com/articles/al_aire_libre/actividades/a23833.shtml

viernes, 19 de diciembre de 2008

NO ARROJAR BASURA,LEVANTARLA SI LA ENCONTRAMOS

No arrojar basura, y levantarla si la encontramos en le camino, en el lugar de acampada, etc., para desecharla en el lugar adecuado. En caso de que en nuestro país exista la posibilidad de dividir la basura para su reciclado (en orgánica, papel, vidrio, plásticos y envases, etc.) separarla en bolsas diferentes para poder hacerlo ahí mismo si se pude, o a la vuelta de nuestra salida.
Residuos particularmente tóxicos y que nunca hay que desechar en la naturaleza son las pilas y baterías, ya que pueden contener incluso metales pesados que contaminen curso de agua cercanos o napas subterráneas además de la propia tierra. Por otro lado, se sabe que, por ejemplo, actividades como la caza y sus desechos asociados (munición de balas o perdigonadas de plomo), causan un gran mortalidad entre aves que luego comen plantas crecidas en terrenos contaminados con dicho metal pesado.
Algunos tipos de plástico puede tardar más de 500 años en degradarse, así que considere llevarse toda su basura de vuelta a la ciudad.
http://www.andinia.com/articles/al_aire_libre/actividades/a23868.shtml

martes, 2 de diciembre de 2008

NO FUMAR EN EXCURSIONES

No sólo es contradictorio fumar cuando se pretende disfrutar del ejercicio físico al aire libre y de un entorno natural, sino que puede ser la causa de un incendio forestal, y molestia para el resto de no fumadores, de fumadores que hacen salidas en la naturaleza precisamente para olvidarse del cigarrillo y la fauna local.
De cualquier forma, está prohibido encender fuego por cualquier motivo en muchas zonas en todas las épocas del año, o particularmente durante la primavera-verano, precisamente para prevenir incendios.
Además, recordemos que una colilla o filtro de cigarrillo contiene una gran cantidad de nicotina y alquitrán (además de miles de otros tóxicos no determinados). La nicotina en particular es el contaminante más tóxico del mundo después de la toxina botulínica: un solo filtro usado de cigarrillo puede contaminar miles de litros de agua.
Evidentemente, existen casos especiales en donde encender fuego es necesario o posible
http://www.andinia.com/articles/al_aire_libre/actividades/a23867.shtml

lunes, 1 de diciembre de 2008

CUIDADOS AL CAMBIAR DE TOPOGRAFIA DEL SENDERO

Cuando cambiamos de terreno (de piedra a nieve, de tierra a piedra o terreno mixto, etc. etc.), muchas veces habrá que cambiar tanto la forma de andar como el equipo o los ajustes en el material que llevemos (botas, bastones, crampones, etc.). Lo mismo ocurrirá cuando pasemos de seguir un camino principalmente plano, a uno con desnivel ascendente o descendente; de uno en subida a uno en bajada o cualquier otra combinación de cambio de condiciones en una ruta o travesía por terreno accidentado.
Así, por ejemplo, cuando pasemos de caminar por la nieve a caminar por la roca, es conveniente sacudirse la nieve de las suelas de las botas, o de los crampones (si los tenemos puestos) para, cuando empecemos a caminar por terreno más duro, evitar patinar o resbalar debido a la nieve (o el agua que se forme al derretirse esta). Lo mismo se aplica a terrenos con barro, hielo o aguanieve.

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Cuando empecemos una bajada o un camino donde predominen los desniveles descendentes (tras una ascensión a una montaña, en un recorrido de senderismo, etc.) es recomendable ajustarse mejor las botas, para evitar en la medida de lo posible que nuestros dedos "choquen" contra la puntera, con las consecuentes ampollas o dolor que nos hará más incómoda los descensos. Si usamos bastones de senderismo o trekking telescópicos (sean uno o dos), será el momento para ajustarlos dándole más diámetro que en la subida (así podremos mantener el cuerpo más erguido durante la bajada), y apretando bien las fijaciones para evitar desagradables accidentes.
En cuanto a la forma de marcha, en descensos nunca caminaremos "de cara a la pendiente" (ver una explicación al respecto acá). En terrenos con nieve blanda o grava floja, sin embargo, podremos hacerlo si sabemos caminar clavando los talones antes que las puntas, generando escalones con cada pisada, manteniendo así el cuerpo perpendicular al eje que pasa por nuestro centro de gravedad, es decir, un buen equilibrio.
http://www.andinia.com/articles/al_aire_libre/actividades/a23848.shtml

viernes, 28 de noviembre de 2008

NO BAJE CORRIENDO

Bajar corriendo una pendiente montañosa es un riesgo que sólo debemos correr en caso de extrema urgencia, por ejemplo, si hay que avisar de un accidente grave donde debe atenderse a personas heridas [1], o si tenemos que escapar de un alud o avalancha inminente. Es decir, en casos de fuerza mayor o de vida o muerte.
Bajar corriendo una pendiente cuando la situación no apremia, aunque exista senda o caminos, puede ser en otras circunstancias muy peligroso. Si no hay camino o senda marcada, y es un terreno montañoso accidentado con piedras, rocas, nieve o hielo, es poco menos que un suicidio.
Como siempre, existen otras excepciones, en este caso deportivas. Se trata de los corredores de montaña (cross country, raids, trail running, etc.), disciplina que cada vez cosecha más adeptos. Estos deportistas están acostumbrados a correr en terrenos abruptos, con calzado liviano que no protege sus tobillos. Pero hay que decir que además de ser verdaderos profesionales que muchas veces arriesgan sus tobillos y demás partes del cuerpo ante eventuales torceduras o caídas, a su vez, van con poco o ningún peso a cuestas, lo que en general los diferencia de un montañista o un senderista. Un montañista o senderista que corre con cierto peso a sus espaldas, tiene más riesgo de perder el equilibrio o lesionarse las articulaciones que alguien que no carga con peso alguno.

Bajar corriendo por nieve dura, en la que no podamosmarcar una huella de forma clara, es también una temeridad que hay que evitar a toda costa.
Para los que creen que bajar corriendo es divertido...les damos la razón: sí, lo es. La cuestión es ¿estás dispuesto a cambiar un momento de diversión por una pierna, quedarte paralítico o directamente morir en el intento? Está en cada uno tomar esa decisión...pero después no digan que no se los avisamos ;-)
Una última excepción sobre las bajadas a alta velocidad, la constituyen los descensos por pendientes con poco desnivel (menores al 45%), progresivas y despejadas (que disminuyan terminado en una amplia superficie plana sin obstáculos) y a su vez cubiertas de nieve que se pueden hacer patinando. En esos casos, incluso sin tener esquís, se puede bajar deslizándose sentados o, si se domina bien el equilibrio corporal, de pie, patinando. Muchos montañistas usan esta técnica para acelerar descensos de pequeños tramos que, de otra forma, consumirían preciosos minutos durante el retorno. En esos casos, se puede usar un bastón de trekking, de esquí, piolet, piqueta, etc. como freno de circunstancia para (arrastrándolo por la nieve) controlar en alguna medida la velocidad de descenso al tiempo que tener un punto de apoyo adicional.
http://www.andinia.com/articles/al_aire_libre/actividades/a23847.shtml

miércoles, 5 de noviembre de 2008

EL BOTIQUIN EN LA EXCURSION

Llevar un botiquín al menos con lo mínimo indispensable (si tenemos conocimientos de primeros auxilios) es algo que siempre hay que hacer en salidas al aire libre.
A continuación, una lista con lo básico que podría contener un botiquín de primeros auxilios para actividades en el medio terrestre al aire libre:
- Vendas elásticas (para esguinces y similares) - Cinta adhesiva o esparadrapo - Apósitos adhesivos - Gasas - Antiséptico a base de yodo - Pañuelo grande (para improvisar cabestrillo, etc.) - Analgésicos. - Tijeras chicas.
Si estamos tomando algún remedio o medicina con regularidad (aunque no nos toque a las horas o el día previsto para la salida) conviene llevarlo (se puede retrasar la salida, podemos perdernos, etc.).

miércoles, 23 de julio de 2008

SEGUIR LA SENDA O CAMINOS MARCADOS

Salir de la senda, pista o camino que sigamos es una mala idea. Por mucho que se diga que el "caminante hace su camino al andar", en senderismo, ciclismo, cabalgatas y demás actividades al aire libre en el medio terrestre esto es, desde el punto de vista de la seguridad, la eficiencia y la ecología, contraproducente.
No seguir las sendas o caminos (en fila india tras el Guía de cabeza, de ser necesario) produce una mayor erosión del terreno y daño a la fauna y flora, hace que caminemos, andemos en bicicleta o a caballo normalmente más distancia o por caminos más complicados (mayor cansancio o pérdida de tiempo) o incluso por terrenos potencialmente más peligrosos (bordes de acantilados, piedras mal asentadas, etc.).
El atajar o cortar camino, cambia además el rítmo cardíaco dificultando la adaptación física aeróbica a una marcha, ascenso, descenso o caminata. Por lo tanto, seguir la sendas marcadas es una norma que tenemos que cumplir tanto por motivos de seguridad, de aprovechamiento racional de nuestro esfuerzo físico, y de respeto y cuidado de la naturaleza.
http://www.andinia.com/articles/al_aire_libre/actividades/a23866.shtml

CAMINANDO CON EL MAHATMA GHANDHI

CAMINANDO CON EL MAHATMA GHANDHI

Me preparé esa mañana para iniciar la caminata por la ruta que seleccionó el mahatma Ghandhi para protestar las leyes represivas y de impuestos draconianos cobrados por el gobierno de la imperialista Inglaterra. El día se inició muy temprano, más para mí, que no estoy acostumbrado a levantarme a las dos de la madrugada, refregándome los ojos, todavía entrecerrados, espantando el sueño que no quería irse.
En el patio delantero de la casa, estaba ya parado el Alma Grande, lo acompañaban sus dos sobrinas nietas; una periodista inglesa que voló a la India a cubrir un reportaje sobre el guía de la revuelta india y se quedó prendada del espíritu y la fuerza del movimiento social que reportaba; otros miembros del grupo de la comuna y de cientos de personas que desde el día anterior se congregaron para acompañar al líder, lo mismo hice, como era mi deseo.

Al igual que todos los días, como era su costumbre, la jornada de actividades diarias se iniciaba a esa hora temprana de de la mañana, en la que oraba plegarias del hindú; del Coran musulmán; de los evangelios cristianos. Repasaba algunos dialectos de los cientos que se hablan en la India, escribe a los políticos de la nación y de diferentes países que simpatizaban con la causa india; desde su sitio en la marcha, dirigía eficientemente el Congreso Nacional Indio, especie de partido político organizado en todo el país, para escribir sus epístolas en algunas ocasiones empleaba el reverso de los sobres en que recibía la correspondencia, esta era una muestra de su práctica para cultivar el llamado a la simpleza, el ahorro, evitar el derroche en una nación, cuyo mayor padecimiento era precisamente la extrema pobreza de un amplio sector de su población, no se debían derrochar los recursos.

Predicaba con voz fuerte y sonora que salìa de un cuerpo delgado, enjuto, sin ser debilucho, se comunicaba inglés, una contradicción que usara el lenguaje del opresor, pero así ocurría, empleaba este recurso como estrategia para librarse de su colonizador ya que el inglés le permitía a las diversidad de razas y culturas que conforman la india comunicarse en un solo idioma y por lo tanto tener un elemento cohesionador y galvanizador que los impulsara en ese movimiento incesante, permanente y continuo en la búsqueda de libertad y la unidad india para el logro de los grandes objetivos nacionales e independentistas. Inglaterra empleó el inglés como puente conector, elemento progresista, integrador que permitió el dominio y colonización de tan basta región; se convirtió en un elemento democratizador por cuanto todas las castas sin excepción usaban el inglés para comunicarse desde los marginados, los marahas y príncipes ese idioma extranjero detestable pero útil.
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El tiempo transcurría y lo empleaba si ningún desperdicio, a esa hora sus sobrinas nietas le aplicaban una lavativa que consistía en introducir líquidos (agua) en el recto y el colón vía el ano, pueden efectuarse por razones médicas, como parte de las terapias alternativas de las que el maestro era fiel practicante.
Otra actividad rutinaria en las mañanas era la de aplicarse cataplasmas de arcilla para frenar la proliferación de microbios y bacterias patógenas, a la vez que favorece la reconstitución celular sana; actúa en el foco de las enfermedades, efectuando una limpieza completa así como la evacuación de los elementos nocivos, sus propiedades principales son la absorción y la captación de elementos nocivos para la salud.
Muy temprano se desayunó con una ración a base de chápate, que es un tipo de pan plano, hecho de harina integral, agua y sal; untado con gui, que es mantequilla clarificada; ingiere yogurt que se obtiene mediante la fermentación de la leche. Los alimentos los servía en una escudilla muy simple y básica, adquirida como parte de la dotación que se le asignó para su estadía en la cárcel y que junto a su reloj barato, los lentes y algunos libros religiosos constituía toda su riqueza; lo contrario a tantos dirigentes que ostentaban ante su pueblo empobrecido y hambriento, riquezas mal habidas que muestran la vanidad y la prepotencia, distintivos de su decadencia y desaparición.
Sentado sobre una esterilla al estilo indio, con la espalda rígida, en ángulo recto, las piernas colocadas hacia un solo lado, posición que para una persona no acostumbrada parece agotadora e incomoda, para los indios sumamente práctica.
Las horas pasan sin causar en el guía el mínimo cansancio, es inagotable charlando con las personas que están a su alrededor, ningún tema le es ajeno o desconocido, sin importancia, dedica tiempo a explicar, orientar y capacitar a los campesinos sobre aspectos básicos de la cotidianidad del pueblo indio, la construcción de letrinas, no escupir en el piso, mejorar la producción agropecuaria empleando mejores semillas, fertilizantes orgánicos, la reforestación de los bosques, el vertido de las aguas negras; mejorar la salud pública empleando prácticas alternativas y con la medicina preventiva, entre otros.
Lo observo desde mi lugar, ya despierto y activo por el entusiasmo de los miles de simpatizantes que se congregan entorno a la vivienda en espera de lapartida. Su postura, ademanes, la febril actividad, que agrega la tradición de hilar algodón y lino en la rueca que lo acompaña a todo sitio al que se dirige, empleada desde época milenaria, olvidada y venida a menos en la India, hasta que Gandhi la rescató como uno de sus armas pacificas para luchar y enfrentarse al régimen despótico inglés, en su lucha en contra del consumo de textiles de origen de ese país e implantó la moda en millones de indios del ropa autóctona para lo cual siempre vestía el traje elaborado a partir de fibras de hilado en su rueca, de color blanco que consiste en una manta que se coloca alrededor de las caderas y por entre las piernas, con una extensión que cubre según se desee o no la espalda y que es vestimenta ideal para el clima tropical y húmedo del país asiático. Con esta vestimenta se iguala a millones de indios, desde las castas de mayor categoría social hasta la casta de los dalias, parias, mlechas, una clase tan baja que se considera por debajo, como el excremento, algo fuera del cuerpo del Brahma.
Temprano se levanta, da instrucciones a sus seguidores más cercanos, solicita el bastón de bambú, una vara larga como de dos metros, que es el bordón en el que se apoya, al ingresar al camino principal recibe el clamor de los miles de seguidores que están a la espera de acompañarlo en su peregrinaje, se olle un ensordecedor grito al unísono ¡¡¡Bapu¡¡¡, ¡¡¡¡Bapu¡¡¡ y la horda tan disímil en razas, creencias y culturas marchan en compañía del enjuto hombrecillo por los senderos calcinados por el abrumador y radiante sol, que desde muytemprano se hace insoportable sin la decuada protección.
Marcho a su lado por el camino polvoriento plano, sofocante, el líder reboza de energía, delgado, levanta parte del dothi, vestido típico, de las clases más pobres de la India, lo viste con donaire y elegancia, con mucho orgullo; el paso acelerado de la caminata sin que sea un ritmo agotador me obliga y a los acompañantes a caminar apresuradamente, detras queda la polvareda que levanta los miles y miles de seguidores del santo hombre.
Los pobladores de los vecindarios ubicados en el trayecto de la vía que recorre lanzan a sus pies pétalos de flores, que tapizan el camino de multicolores matices, otros cuelgan en su cuello, con esfuerzo guirnaldas de flores. Si se resiente por el cansancio de la caminata visita, una choza, seleccionada al azar, en la que entabla amena charla con la familia, pareciera que su amistad deviniera de años de relación fraternal, emplea un lenguaje llano, se comunica con preferencia en la lengua de la región o tribu que atraviesa, explica a sus compatriotas la razón de la marcha, las causas que origina la pobreza que los oprime; los motiva a trabajar, organizarse, asociarse. Les explica mejores métodos de siembra para los cultivos fundamentales para su dieta, el empleo de semillas de más rendimiento, sobre las técnicas para la producción de abono orgánico, el control natural de plagas y enfermedades,prácticas para la mejora del ganado vacuno, les exlica la importancia de la cría de la cabra y lo nutritivo de su leche. En otras oportunidades se sienta bajo la sombra protectora de un inmenso árbol de neem, para charlar de manera amena con sus compañeros de viaje sobre la “no violencia” explica que la no violencia y la cobardía son términos contrarios, la no violencia es la mayor virtud, la cobardía es el mayor vicio; la no violencia perfecta es la mayor valentía, la conducta no violenta no es desnaturalizante, la cobardía siempre lo es.
Oyendo las predicas de este ejemplar personaje , me pregunto sobre el origen del pensamiento y filosofía de sus propuestas; recuerda que su madre practicó la religión entre sus fundamentos estaba la no violencia, luego en su ejerció del derecho en Sur África, leyó y estudió a profundidad al filosofo Smuth; investigó a fondo los escritos del norteamericano Daniel Toreau, abreva sus conocimientos en los principios más puros del cristianismo, del mulsumanismo, del hinduismo, de la religión del Tibet.

La no cooperación está dirigida, no contra los hombres sino contra los medios, No está dirigida en contar de los gobiernos, sino contra le sistema que ellos dirigen. Las raíces de la no cooperación n yacen en el odio, sino en la justicia, sino el amor.

Explica a sus seguidores que por miles, cada día se agregan al conglomerado, los elementos básicos de la resistencia civil como estrategia para la liberación de su amada India; los prepara para el enfrentamiento que ocurrirá al llegar a la playa, en el momento en que se decidirán a recoger y producir sal. A enfrentar las fuerzas represivas de la Corona inglesa que lo impedirán con toda la violencia posible.

Les habla sobre la verdadera educación “consiste en invocar dentro de vosotros lo mejor de vosotros mismos ¿que libro mejor puede existir que el libro de la humanidad? Observo la importancia e interés que presta a la educación, es su tema permanente, no sólo en la marcha, también en todos los foros y lugares a lo que tiene acceso; propone para la India libre, educación integral para todos los niños sin importar la casta a la que pertenezca; exige la implementación de la educación media técnica de manera masiva.

Otro aspecto del que habla constantemente en la marcha es sobre la paz: “no hay caminos para la paz, la paz es el camino”, tiene un significado especial para el líder espiritual, es la columna fundamental de su acción, me es inaudible la conversación que mantiene con interlocutores, a la vez que sigue la marcha, su propósito es convencer a los manifestantes y aspirantes de libertad, que la vía pacífica para lograr los objetivos independentista es la más expedita y rápida. Les enseña las técnicas de la lucha no violenta: formar grupos que enfrenten la represión, tirarse al suelo, sentarse en el piso, recibir el golpe con flexibilidad. El no violento tiene que prepararse a los sacrificios más exigentes para superar el miedo

Explica: “no hay camino para la libertad, la libertad es el camino” no transige en la búsqueda de la libertad para su país, la gran capacidad de este líder, s la de mantener unida a poblaciones, con diversidad de razas, religiones, culturas, clase sociales, les presenta a los seguidores objetivos claros, concretos y en el corto plazo, es preciso y contundente en su búsqueda final. E s contrario a las múltiples opciones que de manera acomodaticia, temerosa, y oportunista se manifiestan en muchos círculos de presión en su India. ¡Cómo entender esta posición irreducible e intransigente, en cuanto a la libertad y mantener la unidad total de la india, cuando hace pocos años, apoya a Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial!

La caminata prosigue por la carretera sin pavimentar, de tierra, que con el viento intenso, proveniente del mar, que ya está cerca, y con el trajinar de los miles de caminantes levantan la polvoreda, en el calor sofocante del medio día. La floresta que observo en los márgenes de la carretera, altas palmeras, helechos, cientos de especies pertenecientes a las bromelias;


La marcha nos llevará veinticuatro días por 385 kilómetros, hacemos un promedio de veinte kilómetros por día, Gandhi hace su mejor esfuerzo, para administra la energía, los marchantes superan con tino las alcabalas y retenes colocados por las autoridades colonialistas en el trayecto de la marcha.

En una oportunidad que logre colocarme a su lado, le pregunto por su origen, Gandhi, de manera humilde me responde, que por su padre proviene de la casta karamchand Gandhi, perteneciente a la casta de los brahamas, mercaderes de proverbial astucia y habilidad en el comercio y la administración. Su madre, llamada Putlibai procedía de la secta de los Pranamis, quienes mezclan el Hinduismo con la enseñanza del Coran. En la formación espiritual de Monadas, quizás el origen para que sintiera un ilimitado amor por sus padres; fue criado en la adoración a la Diosa Visnú, que es venerada por la familia, esto hace que en su formación intelectual y religiosa, concurran un grupo de creencias, filosofías, principios éticos y valores que amalgamados y acrisolados en su estadía en Londres y Sur África; el Jain, tuvo especial influencia en su formación filosófica: los jain practican la no violencia, no sólo con los animales y los seres humano, sino incluso con las plantas, los microbios, el agua, el viento. Se le agrega que en sus años de formación intelectual, lee a Tolstoi, en el que más tarde encuentra el guía para el perfeccionamiento de la práctica y la teoría de la no violencia. En 1904 leyó “ Unto the Last” de Jonh Ruskin, que modificó su estilo de vida, pasó a llevar un forma de actuar y relacionarse en la familia y hacia la sociedad más sencilla, austera, participó de la vida comunitaria, para lo cual organizó un Johannesburgo una comuna a la que llamó Tolstoi.

Con esfuerzo me mantengo a su lado, por lo que aprovecho para preguntar por los principios de la no violencia.



Al avanzar por la ruta miles de indios se unen a la marcha, es una riada poderosa, indetenible, en los cruces de caminos con alborozo y jolgorio se unen grupos que provienes de diferentes lugares. Estamos en 1930, según la Ley Británica, los indios no pueden producir sal, están obligados a comprarla en fábricas con licencia, todas ellas pertenecientes a los británicos.

A nuestro camino los campesinos extendían ramas verdes, miles de estudiantes acuden a saludar a Alma Grande, él, responde “Caminamos en nombre de Dios”. El sofocante calor, con excesiva humedad, que hace que la piel esté pegajosa; el sudor empapa la frente, el fragor del clima no hace mella

lunes, 30 de junio de 2008

EL CALZADO EN EL SENDERISMO

http://www.andinia.com/a01377.shtml
"El calzado es más importante en la realidad de lo que parece ser. Del estado de los pies depende mucho el estado de ánimo de una persona, y también sus posibilidades de desplazarse, trabajar, y en situaciones de emergencia, de sobrevivir.
Si uno no puede caminar, o si no puede hacerlo con la velocidad suficiente, no podrá escapar de sus enemigos o de un incendio, no podrá cazar, y no podrá siquiera explorar o ir al baño.
Si bien es evidente que todo esto se puede hacer con los pies descalzos, la diferencia entre no utilizar nada que cubra los pies o lo haga someramente, y un buen calzado, puede ser sustancial.
En algunos terrenos, el calzado es esencial para proteger los pies adecuadamente, no resbalar, evitar congelarse o herirse, etc.
Por ello, una de las cosas que siempre se debe tener en cuenta al realizar actividades al aire libre es contar con un buen calzado, del tipo que sea.


Hay una gran variedad de tipos y modelos, pero en general, y en las actividades al aire libre, resulta conveniente contar con botas o borseguíes.
Hay muchas personas que señalan objeciones respecto de la utilización de este tipo de calzado, tanto porque parecen ser elementos pesados, como así también, incómodos." Pablo Edronkin

lunes, 23 de junio de 2008

LA ANTIGUA VIALIDAD ANDINA VENEZOLANA Y LA PROGRESIVA PENETRACION ESPAÑOLA

Presente y Pasado. Revista de Historia. ISSN: 1316-1369. Año 9. Volumen 9. Nº18. Julio-Diciembre, 2004.
LA ANTIGUA VIALIDAD ANDINA VENEZOLANA Y LA PROGRESIVA PENETRACIÓN ESPAÑOLA (SIGLOXVI) PRIMERAS EXPLORACIONES EN LA CUENCA ALTADEL RIO CHAMA*
RESUMEN
En el presente artículo se intenta demostrar la importancia de diversas vías naturales de comunicación (recorridas algunas durante el periodo prehispánico) para la penetración y exploración hispánica en los Andes venezolanos y merideños, fundamentales para la consolidación de los posteriores procesos de conquista y colonización. Los autores esperan contribuir al conocimiento histórico merideño, específicamente de los sistemas de comunicación y el poblamiento. Para lograr tal propósito, se basaron en el método de la Geografía
Histórica, a partir de la interacción medio físico-ser humano, aunque no descartaron los aportes de otras disciplinas afines a la Historia.
Introducción
Estudiaremos las vías de comunicación que recorrieron los conquistadores al ingresar a tierras andinas, y la manera como éstas fueron adaptadas a los intereses coloniales, de acuerdo a las Ordenanzas de Poblamiento. En este artículo hemos tomado como referencia heurística los relatos de funcionarios administrativos, viajeros, comerciantes, cronistas, y algunos autores contemporáneos, con el fin de reconstruir la posible red comunicacional que se desarrolló en este período.
En primer lugar, haremos una síntesis sobre los principales factores que impulsaron la conquista de las Sierras Nevadas y las dos rutas de penetración (a partir de El Tocuyo y Pamplona) que utilizaron los europeos para incursionar en la Cordillera de Mérida.
En segundo lugar, señalaremos algunas características de los caminos coloniales, originados en gran parte por las transformaciones de los caminos ya existentes antes de la llegada europea a la cuenca alta del río Chama. Luego analizaremos diversos elementos del doblamiento colonial relacionados con la vialidad: organización del espacio, circuitos económicos, sitios de alojamiento, entre otros. Finalmente, consideraremos un elemento especial: la vinculación de la vialidad con la problemática geopolítica en la Provincia de Mérida y territorios circundantes o áreas de influencia.

LA NECESIDAD DE CONQUISTAR LAS “SIERRAS NEVADAS”
Nos referiremos a los factores que impulsaron a los españoles a penetrar en los Andes venezolanos, describiendo los primeros intentos de los exploradores delegados por la Provincia de Venezuela y el Nuevo Reino de Granada para conquistar las Sierras Nevadas.
Así mismo, reseñaremos algunos recorridos, y sus consecuentes ventajas y dificultades. Estas exploraciones permitieron posteriormente la penetración en regiones específicas, como la cuenca alta del río Chama, para luego proceder a su conquista y colonización definitiva.
Para mediados del siglo XVI la Corona española tenía un conocimiento vago de la región andina venezolana, aún sin explorar tal como afirma la autora Magaly Burguera: “(...) tanto en el Norte de la Provincia de Venezuela, como en el Sur, los del Nuevo Reino de Granada intentan inspeccionarla y anexarla a sus respectivas jurisdicciones”
. Una vez instalados los Welseres en la Provincia de Venezuela, les corresponderá el descubrimiento desde el cabo de Maracapana hasta el cabo de La Vela. Durante el periodo de mandato de los gobernadores Welseres, apareció el famoso mito de El Dorado, que consistía en la supuesta presencia de fabulosas ciudades y tierras ricas en oro. En realidad, este mito fue inventado por los mismos indígenas para alejar a los europeos de sus tierras, tal vez como lo señala Rosales María: “(...) para tratar de evadir el peso de persecución o el esclavisamiento regularizado por Real Cedula del 14 de agosto de 1509”.
La idea de El Dorado se extendió por todas partes, como lo señala el Hermano Nectario María; “(...) situabánlo unos en la región oriental de la Guayana con el nombre de El Dorado de la Paraima; otros a doscientas setenta leguas hacia el poniente, cerca de la falda oriental de los Andes”.
Entre las probables regiones en las que pudo ubicarse El Dorado, los Andes venezolanos debieron haber sido muy importantes, en virtud de la fascinación y el temor que seguramente ocasionaba una gran cadena montañosa que pudo parecer inaccesible y llena de misterios.
Por lo tanto, entre los motivos que impulsaron a los conquistadores a intentar inspeccionar los Andes occidentales venezolanos y orientales colombianos, estaba la ambición por encontrar en estas regiones el oro que necesitaban para mantener el sistema económico mercantilista, basado en la acumulación de metales preciosos.
Las primeras exploraciones realizadas en búsqueda de El Dorado, fueron las de Ambrosio Alfínger, Jorge Spira y Nicolás Federman, desde Coro, comisionados por las autoridades de la Provincia de Venezuela, partiendo de Coro, su capital. En realidad, no eran claros sus objetivos respecto al ingreso en los Andes venezolanos, sino que básicamente se desplazarían por diversas zonas del occidente venezolano y parte del actual territorio colombiano.
Sin embargo, estas expediciones constituirían un factor de avanzada para los futuros intentos de penetración en la Cordillera merideña.
Alfínger salió en 1531 desde Coro con rumbo a Maracaibo, al noroeste del actual territorio venezolano. En un primer intento, arribó al noreste del territorio colombiano, desplazándose luego por las riberas del río Magdalena, pero cometió un importante error, porque estas tierras son cenagosas, en vista de lo cual se vio obligado a regresar a Coro para reintentar la incursión en el centro-oriente colombiano.
Por segunda vez, Alfínger decidió seguir el mismo rumbo hasta el noroeste venezolano, para luego bordear la Sierra de Perijá, la Serranía de los Motilones, y finalmente la cordillera oriental colombiana, siempre al oeste del Lago de Maracaibo. Es probable que parte de su recorrido haya sido fluvial, a través de los ríos Limón, Algodonal, y Zulia. Finalmente arribó a una población cercana al valle de Cúcuta conocida como Chinácota, pero su muerte le impidió lograr uno de sus posibles objetivos, como era recorrer la Cordillera en sentido
noreste, hasta los Andes venezolanos. Según la geógrafa Ileana Parra, la expedición de Alfínger trajo importantes consecuencias, fundamentalmente respecto al conocimiento geográfico de la región por las autoridades del Nuevo Reino de Granada, lo que fue de suma utilidad para futuras exploraciones. Parra indica lo siguiente: “Laexpedición de Alfínger exploró la vertiente oeste de la cuenca lacustre y sentó el precedente de una salida fluvial desde Pamplona y los valles de Cúcuta hacia el Lago”.
A la vez que Alfínger realizaba la expedición ya mencionada, mandó a varios hombres a bordear la costa oriental del Lago de Maracaibo, llegando hasta la costa sur (lo que se conoce en la actualidad como Sur del Lago). Supuestamente, llegaron hasta la parte baja del río Chama, para lo cual tendrían que haber atravesado toda la zona cenagosa del sur lacustre, o en su defecto, haber navegado en pequeñas canoas. Ciertamente, las riberas lacustres estaban habitadas por pobladores indígenas antes de la llegada de los conquistadores, pero dependían fundamentalmente del medio acuático, por las dificultades que les imponía el medio físico. De cualquier manera, esta expedición de los hombres de Alfínger debió ser importante por dos aspectos: a) conocimiento de las riquezas lacustres; y b) conocimiento geográfico, en cuanto a la navegabilidad de ciertos ríos.
Como la Cordillera del Norte o Sierra La Culata bordea el Sur del Lago, los exploradores debieron divisarla, y en consecuencia, tuvieron cierta idea acerca de posibles comunicaciones intramontanas.
Jorge Spira salió en 1534 con sus tenientes Francisco Velasco y Nicolás de Palencia. Según Tulio Febres Cordero, “fueron (...) los primeros que, por los lados de Barinas, pisaron las faldas de las Sierras Nevadas”.
Spira y sus hombres se desplazaron hacia la población del Tocuyo, y de allí se conectaron con los Llanos occidentales venezolanos. En realidad recorrieron el piedemonte llanero, bordeando siempre la Cordillera merideña, ruta que les facilitó la observación de las Sierras Nevadas y la presencia de ciertos ríos transversales que descendían de los Andes, y cuyas abras podían resultar en vías naturales de comunicación. Así lo constataron, estando en territorios barineses, cuando Spira envió a su teniente Francisco Velasco para que siguiera el camino hacia la Sierra, recorrido del cual Baralt señala:
“Entrase seguidamente en la serranía por caminos asperísimos, con mil dificultades y trabajos, y al cabo de dos meses de continuadas fatigas hubo de penetrar a la Cordillera“.
Llegando Velasco a la falda de la serranía, envía a Nicolás de Palencia para que subiese a la cima de la montaña. Según Tulio Febres Cordero, había “ (...) mil quinientas fanegas de maíz, que encontró ocultas en un bohío cerca de un poblado indígena”.
Es probable que estas tierras hayan estado ubicadas en las actuales poblaciones Las Piedras y Santo Domingo, en la vía de Mérida a Barinas, ruta que fueron incapaces de seguir recorriendo, no por las dificultades del camino (que obviamente eran importantes), sino debido al cansancio y a las bajas de algunos soldados, después de haber recorrido grandes distancias desde Coro. Por lo tanto, Espira y sus tropas decidieron seguir su marcha con rumbo hacia los Llanos apureños y colombianos, llegando hasta las cuencas de los ríos Meta y Guaviare, y probablemente navegaron estos mismos ríos. Finalmente, Spira no pudo remontar la cordillera oriental colombiana, a pesar de que los ríos navegados nacían en dicha unidad orográfica.
Casi a la par de Jorge Spira, Federman también salió en busca de El Dorado, y lo intentó por diferentes rutas. Sin embargo, no fue su primera misión, ya que había sido delegado para explorar por el noreste del actual territorio venezolano. Posteriormente, Federman decide desplazarse por el piedemonte meridional andino y por los Llanos venezolanos, a través de rutas parecidas a las recorridas por Spira.
Al parecer Federman ni siquiera remontó parte de la cordillera merideña por algún valle transversal, como lo hiciera su predecesor, sino que exploró el occidente venezolano por la falda de la cordillera andina, recorriendo los llanos, y arribando a Bogotá, sin poder recorrer los Andes venezolanos. En este sentido, es probable que el recorrido haya sido realizado a través de los Llanos venezolanos y colombianos, primero por rutas fluviales, para luego remontar la cordillera colombiana a través de rutas terrestres. Por lo tanto, en vez de atravesar la Cordillera de Mérida a través de valles longitudinales, y conectar con el nudo orográfico de Pamplona, Federman y sus hombres se desplazaron
por rutas terrestres y fluviales en los Llanos venezolanos y colombianos, gracias a lo cual se ahorrarían grandes esfuerzos.
A pesar de que no consiguieron ingresar a las Sierras Nevadas en pleno, las expediciones de Federman y Spira fueron importantes, porque contribuyeron a establecer una primera aproximación en el conocimiento de algunos elementos físicos y humanos en la Cordillera merideña. Lo anterior es resumido por Luis Bastidas de la siguiente manera: “(...) trae como consecuencia que tanto en Venezuela como en el nuevo Reino de Granada se organizaran intentos por conquistar definitivamente las sierras nevadas”.
Adicionalmente, estos recorridos por los Llanos venezolanos, el piedemonte andino-llanero, y las planicies colombianas, han debido ser fundamentales en los siguientes aspectos: a) el posterior tráfico comercial entre la Provincia de Venezuela y el Nuevo Reino de Granada; y b) el establecimiento de comunicaciones entre los Llanos y los Andes venezolanos.
En 1547, el gobernador de El Tocuyo, Juan Pérez de Tolosa, organizó una expedición hacia las Sierras Nevadas, a cargo de su hermano Alonso Pérez de Tolosa. Uno de los motivos que impulsaron al Gobernador de El Tocuyo a realizar esta expedición, era que muchos españoles no disponían de tierras habitables y fértiles, y tenían la esperanza de conseguir suelos ricos en materiales preciosos, o por lo menos aptos para la agricultura. A diferencia de Spira y Federman, Tolosa si tenía el objetivo claro de tratar de ingresar a la Sierra Nevada; sin embargo, fracasó, aunque logró arribar a lo que es en la actualidad San Cristóbal, recorriendo parte del piedemonte andino-llanero, y las llanuras a través del río Apure, e ingresando al extremo suroeste de la Cordillera por los valles de los río Uribante y Torbes.
Según Tulio Febres Cordero, Tolosa nunca se atrevió a remontar la Cordillera: “no se atrevieron a trasmontar la serranía, que ya tenían a la vista, temerosos de su fragosidad, y continuaron la marcha con rumbo Apure (...)”.
Luego de la exploración de Alonso Pérez de Tolosa, se dieron diversas expediciones en busca de El Dorado, aunque ahora se concentrarían en Los Andes venezolanos, y aun mantendrían la presunción de que existía abundancia de metales preciosos.
En este sentido, hubo otros intentos para penetrar a los Andes venezolanos, tanto del Nuevo Reino de Granada, como de la Provincia de Venezuela, algunos de los cuales reseñaremos, incluyendo aquellos que pueden considerarse exitosos, como los de Juan Rodríguez Suárez y Juan Maldonado.
A grandes rasgos, el ansia en cuanto a la búsqueda de metales preciosos fue un factor preponderante para los primeros intentos de penetración y exploración de los Andes venezolanos, a lo que podemos agregar la necesidad del Nuevo Reino de Granada por conseguir una salida al Mar Caribe lo más expedita posible, (lo cual será analizado más adelante). Posteriormente, cuando penetran y exploran con éxito la Cordillera merideña, los conquistadores encontrarán tierras fértiles, y una importante concentración de población indígena disponible como mano de obra para el sistema económico colonial, elementos que caracterizarán la definitiva ocupación del espacio andino venezolano a partir del siglo XVI, y cuya importancia en un futuro no muy lejano se reflejará a través del proceso de implantación de toda la estructura colonial.
En el próximo punto detallaremos sobre la penetración en los Andes venezolanos, resaltando el papel de las rutas naturales de recorrido prehispánico en los proyectos de exploración y conquista.
EXPLORACIONES EN EL OCCIDENTE VENEZOLANO LA INCURSIÓN EN LA CORDILLERA A TRAVÉS DE DOS EJES DE POBLAMIENTO.
Describiremos las primeras incursiones exitosas de los españoles en los Andes venezolanos, partiendo del El Tocuyo en la Provincia de Venezuela, y de Pamplona en el Nuevo Reino de Granada, a modo de facilitar nuestra comprensión acerca de la importancia de la vialidad para los procesos de penetración y de exploración a los Andes merideños, en parte ya recorrida durante el periodo prehispánico.
PENETRACIÓN DESDE EL TOCUYO
El Tocuyo fue uno de los núcleos primarios de población en la Provincia de Venezuela, desde donde se llevaría a cabo la avanzada hacia los Andes trujillanos. Como ya señalamos, se realizaron varios intentos para ingresar en esta región, hasta que el capitán Diego García de Paredes incursionó con éxito, fundando por primera vez la ciudad de Trujillo. Pero García de Paredes ya tenía noticias del territorio trujillano, gracias a la exploración de su predecesor Juan de Villegas, hecho señalado por Tulio Febres Cordero:
“ El año de 1549. de orden de Juan de Villegas, hizo la primera entrada a la provincia de los Cuicas, términos que vinieron a ser de Trujillo, el contador del Tocuyo Diego Ruiz Vallejo, con ánimo de descubrir unas minas de oro en el valle de Boconó (...)”.
A diferencia de sus antecesores, García de Paredes no recorrió los Llanos, sino los valles interiores cordilleranos, o en su defecto las depresiones de Barquisimeto y Carora, siguiendo parte de los cursos de ríos como el Tocuyo, el Monay, y el Motatán, equivalente a menos tiempo en distancias más cortas, si lo comparamos con un posible desplazamiento por el piedemonte andino-llanero y luego por algunos
valles transversales. Si seguimos el relato de José Oviedo y Baños (quien a su vez tomó información de los cronistas Aguado y Simón), notaremos que García de Paredes y sus hombres se desplazaron desde El Tocuyo hasta los Andes trujillanos a través del occidente, y arribaron a una población indígena conocida como Escuque. En este caso, como la actual población de Escuque se ubica cerca del piedemonte andino-lacustre, en las cercanías del río Motatán, es posible que el asentamiento prehispánico haya tenido una ubicación parecida.
En consecuencia, García de Paredes y sus hombres pudieron haber bordeado las montañas larenses y trujillanas por el flanco septentrional, desplazándose primero al norte de El Tocuyo, para luego recorrer los valles longitudinales de ríos como el Villegas, el Monay, y el Motatán, hasta arribar a tierras trujillanas, fundando la ciudad de Trujillo, que luego sería mudada dos veces. En resumen,
según la apreciación de los cronistas, García de Paredes y sus hombres no intentaron desplazarse a través de los valles intramontanos, y más bien recorrieron una de las dos grandes franjas que bordean la Cordillera merideña, hacia el norte de la misma, tal vez motivados por la necesidad de explorar una región que, a diferencia de los Llanos occidentales, era casi totalmente desconocida para los conquistadores europeos. De cualquier manera, esta expedición no logró llegar al corazón de los Andes trujillanos, pero debió haber sentado un precedente para establecer la posterior comunicación entre parte de los Andes venezolanos y el Lago de Maracaibo.
PENETRACIÓN DESDE PAMPLONA
Al igual que la Provincia de Venezuela, el Nuevo Reino de Granada tuvo gran interés en penetrar, explorar, y colonizar los Andes venezolanos. Con este propósito, hubo varios intentos por parte de funcionarios autorizados por el Reino, hasta que el capitán Juan Rodríguez Suárez consiguió incursionar en tierras merideñas.
Sin embargo, las expediciones anteriores a la realizada por Suárez La antigua fracasaron notablemente, como señalaremos a continuación, aunque hubo varias exploraciones terrestres y fluviales en las primeras décadas del siglo XVI, algunas de las cuales partieron de Pamplona y permitieron conocer importantes rutas hacia el Lago de Maracaibo.
Esta ruta sería una de las más importantes para el comercio de Pamplona y áreas circundantes (actual Departamento de Santander), porque le evitó a sus pobladores grandes y dificultosos recorridos terrestres y fluviales hasta el Mar Caribe, en el noreste colombiano.
Ambrosio Alfínger fue uno de los primeros en tratar de explorar toda la ruta de Pamplona al Lago, sentando un precedente muy importante para el futuro del Nuevo Reino de Granada, y posteriormente para la jurisdicción venezolana. Luego, otras expediciones dieron a conocer totalmente la ruta, que constaba de
dos grandes tramos hasta el Lago de Maracaibo: uno terrestre, entre Pamplona o zonas circundantes y la confluencia de los ríos Zulia, y Pamplonita, conocida actualmente como Puerto Villamizar. De este lugar se navegaba hasta el río Catatumbo, y de aquí hasta el Lago.
Sin embargo, la ruta presentó dos problemas fundamentales: a) la resistencia indígena, dificultando incluso las labores de navegación; y b) durante el período de verano descendía mucho el nivel de las aguas, impidiendo el paso de naves de gran envergadura.
Como el tránsito comercial por el Lago de Maracaibo adquiría cada vez mayor importancia para el Nuevo Reino de Granada, los factores anteriormente mencionados obligaron a buscar nuevas rutas, para lo cual contaban con territorios al noreste de Pamplona, incluyendo los Andes venezolanos. En este sentido, ya contamos con dos elementos de peso para explicar la penetración de exploradores delegados por el Nuevo Reino en nuestros Andes; primero, la búsqueda frenética de El Dorado, y segundo, la ubicación de rutas expeditas hacia el Lago de Maracaibo, para facilitar la comercialización de diversos productos alimenticios y mercancías con puertos caribeños y con la Península Ibérica.
De esta manera, se iniciaban los procesos de penetración y exploración de los Andes venezolanos, lo que traería como consecuencia su posterior colonización. El capitán Juan de Maldonado fue el primero que intentó ingresar a los Andes venezolanos, al recorrer en parte la misma ruta que tiempo después seguiría Suárez desde Pamplona; sin embargo, fracasó por no encontrar una vía expedita que le permitiera el acceso a las Sierras Nevadas, a pesar de que a partir de la Depresión del Táchira, diversas vías naturales recorren la Cordillera merideña. Por lo tanto, es probable que Maldonado y sus
hombres se hayan impresionado ante una región montañosa desconocida hasta entonces, o que hayan tenido ciertos problemas logísticos, factores que bien pudieron influir en que los exploradores no localizaran las rutas más accesibles. Incluso, el cronista Fray Pedro de Aguado, señala que diferencias de criterio entre los soldados y Maldonado, trajeron como consecuencia el extravío aún antes de atravesar el valle de Cúcuta:
“(...) fue a salir a las sabanas y llanos de Cúcuta, tierras que al presente están en el camino y vía de Mérida, donde reconocieron haberse vuelto a entrar en término de Pamplona y haberles salido en vano todo su trabajo, por lo cual comenzaron los soldados a murmurar y blasfemar del capitán Maldonado (...)”.
Posteriormente, Andrés de Acevedo intentó hacer el recorrido hasta los Andes venezolanos, pero fracasó completamente, demostrando una gran ignorancia en materia geográfica, tal como señala Aguado en la siguiente cita:
“ (...) saliendo por el valle que llaman de los Locos, que por aquella parte son los últimos términos de Pamplona, y atravesando el río que llaman de Bochagua, y en sus nacimientos es llamado Chitagua, y en los llanos Zarare, pasó por algunas poblaciones bien raras y apartadas unas de otras, y fue a dar en una montaña muy espesa y llena de manglares (...)”.
Acevedo y sus hombres no pudieron atravesar esta zona montañosa semielvática, la cual, posiblemente era un área no recorrida por otros exploradores. Por lo tanto, decidieron regresar a Pamplona.
Luego de los intentos frustrados de Maldonado y Acevedo, Juan Rodríguez Suárez sale como tercer competidor en busca de ingresar a las “Sierras Nevadas”. Aventajando a los anteriores exploradores, Rodríguez Suárez recorre por “diferente camino y vía que los demás habían seguido”.
Suárez prosiguió el camino hacia los llanos de Cúcuta, desde donde continuó su recorrido por las vertientes del valle de San Cristóbal, desplazándose por el valle longitudinal del río La Grita, y de allí pasaron al valle del río Mocotíes, llegando a Bailadores, y luego al valle del Chama. En la parte media de este valle fundo por primera vez a Mérida, en un sitio cercano a la laguna de la población prehispánica de Zamú, en la actual Lagunillas.
Luego de permanecer un tiempo en esta población, Rodríguez Suárez siguió el curso del valle longitudinal del Chama, hasta llegar al valle alto y contactar con el río Motatán se destacan algunas exploraciones hacia los llamados pueblos del Sur, Cordillera del Norte o Sierra de La Culata. Puede apreciare que Rodríguez Suárez ingresó en los Andes merideños a través de los valles interiores cordilleranos o longitudinales, destacándose su desplazamiento por el valle del río Chama donde consigue una importante concentración de población, una importante vía natural de comunicación, a partir de la cual realiza algunas exploraciones. Es probable que Rodríguez Suárez comprendiera la importancia de esta ruta para la ocupación espacial de parte de los Andes venezolanos, y para diversas actividades coloniales, como el comercio. En consecuencia, las observaciones de Rodríguez Suárez sirvieron para futuras exploraciones, al aportar el conocimiento necesario acerca de un medio físico desconocido para los españoles.
La información hasta aquí reseñada es descrita con detalles por las antiguas crónicas. Sin embargo, para una investigadora como Claudine Kauman, las crónicas de Aguado y Simón, no son lo suficientemente explicativas en cuanto a los detalles de la vialidad que recorrieron los conquistadores al penetrar a los Andes venezolanos, puesto que en algunas partes de sus escritos los omiten, y en otras se limitan a indicar los obstáculos que tuvieron que atravesar. Según
Kauman, tales obstáculos no debieron ser gran impedimento, “ porque ya existían caminos construidos por los indígenas”.
En todo caso, si los conquistadores no hubieran recorrido rutas naturales, como aquellas por donde pudieron haberse desplazado los indígenas, hubiera sido difícil el ingreso a una región netamente montañosa como los Andes venezolanos, que, sin embargo, también ofrecía excelentes rutas a través de los principales valles fluviales. Además, para la época de la Conquista y Colonización en los Andes venezolanos, no había una tecnología comunicacional, como mapas y brújulas, que facilitara el acceso de los europeos a través de territorios desconocidos.
Posterior a la penetración de Juan Rodríguez Suárez a las Sierras Nevadas, Juan Maldonado, por orden de la Audiencia de Santa Fe de Bogotá, salió desde Pamplona en su búsqueda para aprenderlo, pues éste se extralimitó en sus funciones delegadas por las autoridades del Nuevo Reino. Era su segundo intento por ingresar a tierras merideñas, con la ventaja de que la principal ruta de recorrido había sido explorada por Rodríguez Suárez, lo cual favoreció en gran parte su éxito, debido a que esta expedición de avanzada facilitó el conocimiento geográfico de una región que no había sido explorada por los conquistadores, hasta el punto que le permitió a Maldonado, quien había fracasado totalmente en su primer intento de ingreso, arribar incluso mucho más allá de Mérida, y hasta poder realizar algunas exploraciones en la cuenca alta del Chama. Es más, Maldonado arribó a tierras trujillanas, pero no pudo conquistarlas, ante las pretensiones del capitán Francisco Ruiz, delegado por la Provincia de Venezuela. Ambos se encontraron en dichas tierras, y surgieron algunas disputas, hecho histórico fundamental del período colonial, no solo para los Andes venezolanos, sino para el Nuevo Reino de Granada la Provincia de Venezuela. En este sentido, se establecieron los límites entre el Corregimiento de Tunja y la Provincia de Venezuela, en el Alto de los Cuicas, sitio que se ubica entre las actuales poblaciones de Timotes y La Puerta.
En resumen, la penetración de Suárez y Maldonado en tierras andinas, así como sus futuras exploraciones en áreas especificas, no hubieran podido llevarse a cabo sin la facilidad de comunicación que históricamente ha brindado el valle longitudinal del Chama, tal como lo indica el sociólogo Amado Moreno Pérez:
“La ruta de penetración que utilizaron los conquistadores, tanto Rodríguez Suárez como Juan Maldonado, corresponde en líneas generales, a lo que es la carretera Trasandina, y de igual modo, a las vías que los indígenas tenían en su comunicación interna”.
RUTAS DE PENETRACIÓN COLONIAL EN LOS ANDES VENEZOLANOS
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EXPLORACIONES EN LACUENCAALTADELRÍO CHAMA
Reseñaremos las exploraciones que se realizaron en la cuenca alta del río Chama, luego que los conquistadores y colonizadores realizaron las primeras incursiones en diversas zonas andinas del actual territorio venezolano. Mencionaremos las posibles rutas de recorrido de los exploradores coloniales que partieron del valle alto del río Chama, para explorar con profundidad todo el espacio geográfico de la cuenca alta, y que permitió tener un conocimiento del territorio que posteriormente sería colonizado. Entre algunos aspectos, destacaremos las expediciones que se llevaron a cabo en la Sierra La Culata, donde los colonizadores pudieron haber divisado las costas del sur del Lago de Maracaibo, lo cual sería de suma importancia para el Nuevo Reino de Granada y para los intereses merideños, por constituir una estratégica salida al Mar Caribe, al facilitar el comercio de gran parte de los Andes venezolanos. También nos referiremos a exploraciones en la otra sierra paralela al río Chama, como es la Sierra Nevada.
En cuanto a la Sierra La Culata, describiremos las expediciones realizadas por Juan Rodríguez Suárez y Juan de Maldonado, quienes recorrieron parte de dicha Sierra, no sin antes haberse desplazado por el valle longitudinal del Chama. Rodríguez Suárez será el primero en explorar parte de esta Sierra. Al parecer, los hombres de Rodríguez Suárez exploraron el valle del río Mucujún, partiendo de la meseta de Mérida, según reseña Luis Bastidas:
“Rodríguez Xuárez explorando todo el Valle de Mérida; al llegar uno de sus caudillos a la quebrada de Los Alizares [se denomina así por la abundancia del árbol aliso], a la que más tarde llamaron de Carrasco, cerca de donde hoy se encuentra ubicada la población de El Valle, vía La Culata (...)”.
Esta vía corresponde a la actual carretera que comunica a Mérida con el valle del Mucujún, y según consta la crónica de Aguado, el camino fue desbaratado por los indígenas para evitar el paso de los agresivos conquistadores: “En la quebrada de los Alizares, que es más arriba de donde ahora está Mérida poblada, se empalaron dos indios sólo porque queriendo conservarse en sus tierras y casas habían cortado una cuchilla y atajado un camino que por ella iba para que los caballos no pudiesen pasar por ella”.
La segunda exploración que se llevó hacia los lados de la Cordillera Norte o Sierra La Culata, fue por parte de Maldonado, quien en su recorrido por valles transversales pudo divisar el sur del Lago de Maracaibo. Recordemos que para el Nuevo Reino de Granada era indispensable conseguir una salida expedita al Mar Caribe.
Maldonado se desplazó por el valle longitudinal del Chama, pasando por Mucuchíes hasta llegar al mal llamado Pico del Águila, en donde posiblemente tomó la ruta transversal del río Chirurí, arribando al Pueblo de la Sal (actual Piñango), como fue conocida esta población por los españoles, debido a que al llegar Maldonado, sus habitantes le ofrecieron sal. En este lugar, Maldonado y sus hombres se estuvieron algunos días, mientras que Alonso Desperanza fue enviado a incursionar hacia la costa sur del Lago a través de una ruta natural
que comunica a Piñango con dicha costa, logrando su objetivo, al arribar primero al asiento de los indígenas torondoyes, y luego siguiendo el valle del río Torondoy hasta las riberas del Lago. Según Luis Bastidas, aún se recorre parte del camino: “Entre Piñango y Caja Seca se encontraban los torondoyes (aún en nuestros días es usado el camino prehispánico que comunica Piñango y Torondoy) (...)”.
Sin embargo, Desperanza se vio obligado a retornar al Pueblo de la Sal, debido a que su tropa fue atacada por los Bobures que vivían a orillas del lago. De esta manera, Maldonado exploró todo el valle de la sal, y luego siguió su recorrido hacia el noreste, hasta Timotes.
A pesar de no tener una información precisa sobre las exploraciones coloniales hacia la Sierra Nevada, o como dirían en el período colonial, hacia la otra banda del río Chama, es probable que sí se hayan realizado algunas expediciones, al igual que hacia la sierra La Culata. El problema es que no contamos con información específica acerca de los primeros exploradores, que presumiblemente fueron los primeros encomenderos. Simplemente contamos con la información que recabaron algunos funcionarios delegados por las autoridades virreinales, como los visitadores, los cuales no solo se dedicaron a
vigilar la actuación de los encomenderos y ayudar a la organización del espacio, sino que se preocuparon por algunos aspectos específicos, como la vialidad, fundamental para garantizar el control de las nuevas unidades poblacionales y productivas indígenas, facilitando al mismo tiempo los constantes recorridos de estos funcionarios a lo largo del período colonial.
En este sentido, los funcionarios coloniales debieron haber recorrido diversos caminos para inspeccionar y organizar el espacio donde residían los indígenas, muchos de los cuales ya estaban agregados a encomiendas. El interés de las autoridades coloniales por el sistema vial, se expresa a través de los recorridos que pudieron haber realizado algunos visitadores, y que seguramente ya no serían de carácter exploratorio, pero debieron haber sido los mismos que recorrieron los primeros encomenderos que hicieron los repartimientos en la Sierra Nevada, específicamente en Mucuchíes y áreas circundantes. Algunos de dichos recorridos están reseñados en documentos del siglo XVII, compilados en la Colección Los Andes, gracias al Hermano Nectario María, donde se reseña, por ejemplo, los recorridos de los visitadores en 1655 hacia las encomiendas de Mocao, y otras ubicadas hacia el sur de Mucuchíes:
“(...) y luego va corriendo el dicho resguardo desde el dicho rio de Chama atravesándole y pasando de la otra banda del hasta llegar a un quebrada que llaman Mucuyao y por otro nombre Mocaho que entra en el dícho rio de Chama y por la dicha quebrada arribahasta lo alto del paramo y peñas que llaman Mucuguaguo y de alli bajando hasta dar en la quebrada Mucumbas que entra en el dicho rio grande de Chama (...)”.
Presumiblemente arribaron a una población conocida como Gavidia (en el páramo mencionado en la cita), desplazándose por el valle longitudinal de la quebrada del mismo nombre. Hay que tener en cuenta que dicha localidad está enclavada en una encrucijada, que la comunica con Mucuchíes, con el piedemonte andino-llanero, y con otras poblaciones del valle del Chama. Como sabemos, parte del comercio colonial andino merideño se hacía con Barinas, repercutiendo en la importancia de las exploraciones en la Sierra Nevada, que han debido contribuir al conocimiento de la vialidad que comunicaba, por ejemplo, a Mucuchíes con el poblado de Pedraza.
CONSIDERACIONES FINALES
En este primer acercamiento al estudio de la antigua vialidad andina venezolana y su relación con el poblamiento colonial, hemos analizado la relevancia del medio físico para los procesos de penetración y exploración del espacio andino en general. En tal sentido, diversos accidentes geográficos dificultaban o facilitaban el ingreso de los primeros conquistadores españoles. De esta manera, los europeos después de varios intentos de penetración en los Andes venezolanos, comprendieron que las rutas de tránsito más apropiadas eran los principales valles fluviales longitudinales y transversales, como era el caso del valle del río Chama. Desplazándose por este último, los conquistadores se asombraron ante la importante presencia de población indígena, que aprovechaba las riquezas naturales y las facilidades comunicacionales de la cuenca del Chama con otras zonas de lo que es actualmente Venezuela.
Al penetrar y explorar los Andes venezolanos, los conquistadotes echaron las bases del proceso colonizador, porque el conocimiento geográfico de esta región les permitió, entre otras cosas: a) organizar el espacio de acuerdo a los intereses coloniales, tomando ventaja de la ubicación de algunos poblados prehispánicos; y b) recorrer o construir una serie de rutas que darán vida a los circuitos económicos que comunicarán los Andes, Barinas, y Maracaibo.
http://64.233.169.104/search?q=cache:b0ZjNrYgozoJ:oai.saber.ula.ve/cgi-win/be_alex.exe%3FDocumento%3DT016300002522/3%26Nombrebd%3Dsaber%26term_termino_2%3De:/alexandr/db/ssaber/Edocs/pubelectronicas/presenteypasado/ano9vol9_num18/articulo2.pdf%26term_termino_3%3D%26term_termino_4%3D29%26term_termino_5%3Dpng+HISTORIA+DE+LA+SIERRA+LA+CULATA+EN+MERIDA+VENEZUELA&hl=es&ct=clnk&cd=98&gl=ve

viernes, 6 de junio de 2008

RUTA LA CULATA LA CHORRERA PAN DE AZUCAR POR EL CAMINO REAL SIERRA LA CULATA MERIDA VENEZUELA








































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































RUTA LA CULATA LA CHORRERA POR EL CAMINO NACIONAL


El Camino Nacional es una vía de penetración usada en este tramo por persona y animales de carga, más adelante se describe con detenimiento aspectos de carácter histórico y de uso de esta vía en el devenir de la actividad humana en el estado.

El tramo que se describe de este camino que va desde la Culata hasta la catarata en una extensión de seis kilómetros aproximadamente. Este camino en general perdió el interés por parte de los usuarios motivado a la construcción de: la carretera trasandina (que recorre los estados Trujillo, Mérida y Táchira) y la carretera panamericana (que recorre los estados del Sur del Lago: Zulia, Trujillo y Mérida). Del corto recorrido se advierte que desde La Culata hasta el potrero en donde se localizan varias ruinas de rancherías construidas con piedras el camino está transitable, amplio y bien demarcado; desde las rancherías la vía se pierde y no se ubica con claridad lo que la torna peligrosa para el extravío si no se cuenta con personas que conozcan el lugar y orienten adecuadamente a los caminantes, de hecho varios excursionistas, algunos de ellos vecinos del lugar, se perdieron motivado alas razones expuestas con grave peligro de sus vidas.

Otro ingreso a este camino de manera publica y si autorización se consigue unos metros más allá del punto de partida de la Sra. Lola Guerrero, por el camino Nacional se comunica con los puntos geográficos la Honda, Llano Rucio, Tucán, Puerto de Gibraltar, en el Lago de Maracaibo; por otra vía se comunica directamente con la población de Mucuchíes: El Oso, el Alto del Surucho, Mucuchìes.

El camino Nacional tiene su origen en Caracas siguiendo los estados de los llanos occidentales (Aragua, Carabobo, Cojedes, Portuguesa, Lara, Trujillo, Mérida, Táchira). Una ruta importante que se conecta al Camino real fue la que recorría Pedraza, Barinas, de allí sube hasta Barinitas, Calderas, Santo Domingo, Apartaderos, Mucuchíes, La Culata, la Honda, Llano Rucio, Tucunaní, puerto de Gibraltar en el Lago de Maracaibo. Fue empleado en la época precolombina por los aborígenes de los andes para comunicarse con las tribus situadas en el lago de Maracaibo y desde el tiempo de la conquista para el transito de los españoles, luego en la colonia permitió el intenso trafico de bienes y productos que desde el Alto Apure y Barinas se comerciaban con las antillas y Europa: tabaco, este uso intenso se mantuvo durante los siglos: XV; XVI; XVII; XVII y parte del XIX.

A través del tiempo el camino fue ampliado y se le efectuaron mejoras al diseño originario de los aborígenes en ello intervinieron el Gobierno Nacional, las provincias por donde avanzaba, y los particulares a través de ordenanzas de los Cabildos y Concejos Municipales.

En la actualidad debido al poco o ningún mantenimiento esta vía se deteriora aceleradamente, en algunos tramos el daño es extremo, en consecuencia se hace necesario que los organismos e instituciones a quienes les compete el cuidado de esta vía hagan su mejor esfuerzo para rescatarla y mantenerla abierta al paso seguro de caminantes y excursionistas. Las razones que obligan a la inversión solicitada son: el valor histórico y patrimonial que representa para el país, es una vía que permite la promoción del turismo ecológico y de montaña la ofrecer a propios y extranjeros lugares paradisíacos muchos de ellos en condiciones primigenias; es una vía estratégica que permite el ingreso de personas, animales de carga para el transporte de equipos para apagar incendios forestales; permite el desplazamiento de autoridades y de voluntarios que coadyuven a la protección y conservación de los recursos naturales; es una alternativa estratégica para el traslado de fuerzas militares y policiales en momentos que la defensa nacional lo requiera.

Por lo tanto se recomienda a las personas, instituciones y organismos gubernamentales realizar el mejor esfuerzo en el diseño de una propuesta para categorizar el Camino Nacional en los tramos que lo requieran como Patrimonio Nacional.

En lo que se corresponde con el recorrido efectuado la descripción del paisaje se corresponde con el propio de la altura de 2600 m.s.n.m con frailejones, matorrales bajos y abundantes, se transita a través de un Valle en forma de V con farallones en el margen derecho de la quebrada el sentido de subida, se camina por ascensos y descensos leves hasta el potrero de las ruinas de piedras de las rancherías, desde allí hasta la cumbre del páramo la subida se hace con mayor pendiente y mediante un camino escarpado bastante deteriorado que requiere de guías expertos, sobre todo a partir de las tres a cuatro de la tarde, momento en el que por lo general una espesa neblina cubre el lugar impidiendo la visibilidad, se observan abundantes torcazas ( palomas gigantes silvestres de páramo), existe una rica y diversa flora, se observan abundantes abejas melíferas libando flotes y recabando polen, se identifico estiércol de conejos, se escucho abundantes trinar de diferentes aves cantoras.

La caminata por esta ruta permite describir un medio de transporte empleado con intensidad en los andes venezolanos como es: el arreo de bestias (mulas, machos, asnos, caballos) y que fue desplazado de manera violenta por el empleo de vehículos que se desplazan por las diversas carreteras que existen en los andes y sus zonas de influencia, al respecto se cita la obra de Velásquez Nelly. 1995. Población Indígena y Economía. Universidad de los Andes. Consejo de Publicaciones. Mérida. Venezuela.
“La segunda red comercial tenía como centro el puerto de Gibraltar, localizado en las cercanías de la desembocadura del río Chama. Por esta vía se realizaba el intercambio comercial de los pobladores de Mèrida y Barinas, incluyendo el tráfico de mercaderías… El comercio de mercancías entre Mérida y Gibraltar se canalizaba a través de dos vías de comunicación: la fluvial a través del río Chama y la terrestre conformada por el camino de recuas que saliendo de Mucuchíes atravesaba el páramo, comunicaba al pueblo de la sal ( Piñango) con Torondoy y llega hasta Gibraltar ( Parra1984: 122- 124) Este camino real enlazaba a Mérida con Barinas y se bifurcaba en Apartadero, donde uno de sus ramales canalizaba el tráfico comercial que desde Barinas y Pedraza se dirigía la puerto de Gibraltar. “ P 28-29
(Velásquez. 1995) “El Circuito Económico de la Provincia de Mérida.
El puerto de Gibraltar fue el lugar d enlace con el comercio monopólico de la red comercial de la provincia de Mérida. Internamente se generó un conjunto de redes de comunicación y comercio al cual se insertaron los pueblos de indios y sus resguardos asegurando así, la producción y la circulación de los productos comercializados.

Una primera reda se estableció en el sector del camino real que comunicaba a la ciudad de Mérida con Barinas y se bifurcaba en Mucuchíes con dirección al puerto de Gibraltar. Esta primera red se estableció a partir del flujo generado por la intensidad del comercio del tabaco y la importación y distribución de mercaderías procedentes de Castilla (hierro, vinos, aceite, herramientas agrícolas, peines y agujas). A los rubros de importación se sumaban productos agrícolas de la zona caliente de la provincia de Mérida como el cacao y la sal que se traía de inmediaciones de Maracaibo. Por esta vía se efectuaba el abastecimiento de productos alimenticios desde Mérida a Maracaibo, la cual a la infertilidad de las tierras donde fue fundada, dependía de las comarcas aledañas para su sustentación (Arellano Moreno, 1964:464)

En las actividades de producción, transporte y servicios que requería el flujo de productos en esta red comercial participaba un conjunto de pueblos de indios, divididos a su vez en tramos, en cada uno de los cuales se había generado una especialización de trabajo. En el tramo comprendido entre Barinas y los centros de almacenamiento que se encontraban ubicados en Santo Domingo y Pueblo Llano ( Ruiz,985:38 – 39) encontramos que los pueblos de la concepción el Curay y Pedraza realizaban las tareas de rozar, hacer almácigos, limpiar la tierra, aporcar, deshija, sacar gusano, despalillar y enrollar. Es decir estaban dedicados al conjunto de labores requeridas para el cultivo y la cosecha del tabaco hasta dejarlo listo para su transporte hacia otras zonas. Los indígenas de los pueblos de Chachopo y santo Domingo participaban en la fabricación de petacas, en le embalaje y el transporte del tabaco.

La visita de 1655 reseña que en el tramo que comunicaba a los centros de almacenamiento del tabaco con el puerto de Gibraltar, el grueso de la población indígena de Chachopo intervenía en le transporte del tabaco, por medio del reemplazo de las cuadrillas de arrieros que se realizaba en dicho pueblo, el cual se encontraba equidistante tanto de los centros de producción como de exportación. A lo largo de esta misma vía se encontraba entrelazado el Pueblo de la sal (Piñango). Torondoy y tucán que participaban en la construcción y mantenimiento del camino de recuas que seguía hasta el puerto d Gibraltar, De igual manera estos poblados aportaban los recursos alimenticios y otros bienes y servicios que requería el intenso tráfico comercial de la zona.

Otro autor que describe rutas relacionadas con el Camino Real y aspectos que intervenían en su funcionalidad es Paredes, Huggins. Nelson.1984. Validad y Comercio en el Occidente Venezolano. Editorial Tropikos. Caracas. p.53.

Los caminos de recuas. Los caminos de recuas constituían la base de las comunicaciones terrestres del hinterland marabino. Ello se explica porque ese tipo de vía significaba la respuesta vial menos exigente que, en ese contexto sociohistórico, podía darse a los obstáculos presentados por el medio físico a las comunicaciones, especialmente en el caso del relieve montañoso andino. En efecto el trazado de esos caminos muestran una marcada adecuación pasiva con respecto al medio físico. Ello se expresa en el hecho de que en la construcción de los mismos no se requería, generalmente de trabajos de preparación, ni de infraestructura y superestructuras viales (alcantarillas, puentes, calzadas con suelos firmes, etc)

Como es fácil de deducir, la carencia de infraestructura y superestructuras viales colocaba a los caminos de recuas en una situación d extrema sujeción a los factores climáticos. Las lluvias, por ejemplo, los deterioraban considerablemente haciendo el trafico más penoso y peligros, especialmente en aquellos trayectos se formaban barrizales. Según parece la técnica de revestimiento mediante el empedrado (puesta en práctica durante el período colonial), parecía emplearse solamente en la cobertura de las calles principales de centros poblados importante. Por lo general, y a pesar de que en algunos sitios quedaban porciones del empedrado colonial, se procedía a procedimientos rudimentarios para tratar de remediar ese obstáculo. Así por ejemplo en el caso que descendía hasta la Azulita (Mérida), los trayectos fangosos se cubrían con planchas de madera sobre palos redondos a objeto de posibilitar un mediano tráfico.

Por otra parte la virtual ausencia de puentes obligaba a vadear los ríos en puntos precisos. En algunos sitios especialmente en los andes se utilizaba la tarabita, mientras que en las tierras bajas se utilizaban las canoas y las balsas, a las cuales en algunos casos, se dirigían por medio de un cable de alambre anclado en ambas orillas.

De o expuesto anteriormente, se desprende que los caminos de recua, a parte de la sujeción a los factores climáticos, debían seguir pasivamente las formas del relieve. Por ese motivo, el recorrido de sus trayectos montañosos obligaba a realizar ascensos y descensos de suma penuria y peligrosidad, ya que en la mayoría de los casos, ni siquiera se habían repartido las pendientes en trayectos más o menos largos que evitaran las inclinaciones superiores al 12 por ciento.

Cobertura Geográfica de los Caminos de Recuas.

Si bien es cierto que estas vías constituían, en ese contexto sociohistórico, la repuesta vial menos exigente que podía darse al obstáculo orográfico, no debe pensarse por ello que tales caminos eran exclusivamente vías de montaña. En efecto, las recuas se utilizaban también en los desplazamientos sobre terrenos planos o poco accidentados que, en principio. Parecían más apropiados para el empleo de la carreta. La poca o ninguna utilización de ese vehículo se explica, sin embargo, por las siguientes razones:

1) En primer lugar por cuanto el cambio de características de una vía (el camino de montaña que se continuaba como camino de llanura), no implicaba el trasbordo de la carga de las recuas a las carretas. Esa ruptura de carga no resultaba económica debido a que la distancia a recorrer hasta el Lago de Maracaibo 8 o hasta alguno de sus afluentes), era relativamente corta.

2) En segundo lugar, la ausencia de puentes y de calzadas de suelo firme, hacía que muchos caminos de llanura fuesen transitados mayormente por recuas en virtud de lo anegadizo del terreno, por una parte, y de la mayor dificultad confrontada para el cruce de las quebradas, por la otra.

Lo expuesto anteriormente sirve para explicar el hecho de que los caminos de recuas eran las vías terrestres que alcanzaban la mayor cobertura geográfica. Posibilitaban, por un lado, las comunicaciones entre la región andina y el sistema de navegación fluvio-lacustre; y, por el otro, las comunicaciones entre este último y el sistema de navegación del Orinoco. De igual modo, eran los encargados de comunicar la Depresión de Carora con los Andes y con el Lago de Maracaibo.

Ahora bien de acuerdo a la magnitud de los flujos de circulación de bienes que se detectaron, las comunicaciones entre la región andina y el sistema de navegación fluvio-lacustre constituían la más importante función desempeñada por las vías de recuas. No es de extrañar, pues, que tal modo como se aprecia, la mayoría de esos caminos, por no decir que todos, comunicaban las tierras altas de los Andes con la Depresión lacustre. Esa comunicación se hacía entre los centros de producción andinos y los puertos fluviales y lacustres, o entre esos caminos y las estaciones


Esa comunicación se hacía entre los centros de producción andinos y los puertos fluviales y lacustres, o entre esos caminos y las estaciones Ferroviarias. Esto último se explica por el hecho de que las Ferrovías existentes, como se verá más adelante, conducían a algún puerto del sistema de navegación ya mencionado.

Con respecto a la vinculación posibilitada por las vías de recuas entre los dos grandes sistemas de navegación interior del país, hay que señalar que tal vinculación resultaba del eslabonamiento que se producía entre los caminos que comunicaban a los Andes con la Depresión lacustre y los que conectaban a dichos Andes con el Alto Apure y el Piedemonte andino –llanero. Ello era posible por el echó de que los caminos de una y otra vertiente se entroncaban con la denominada ruta interior longitudinal de los Andes, la cual permitía la única comunicación terrestre posible entre el anden lacustre y la Depresión del Táchira, y entre esta última y la Depresión de Carora. Esa ruta denominada también “Camino Nacional”, fue la que se eligió posteriormente para la construcción de la gran carretera Trasandina. El recorrido de la misma implicaba el paso por los valles de Motatán, Chama, Mocotíes, La Grita, Río del Valle y Troves.

En lo atinente a la importancia que, desde el punto de vista comercial, tenía la conexión entre la Depresión lacustre, por un lado, y el Alto Apure y el Piedemonte andino-llanero, por el otro, la información acopiada hace pensar que el tráfico más relevante lo constituía el arreo de ganado en píe desde el Llano. Los caminos más importantes eran los siguientes: Gusdualito- San Cristóbal vía Selva de San Camilo. San Antonio de Caparo- san Cristóbal vía Pregonero. Barinas- Valera vía Pueblo Llano y Guanare- Bocono vía Biscucuy.

Por lo que concierne a los caminos de recuas que comunicaban la banda oriental del Lago con la Depresión de Carora y, a esta última, con la región andina, su importancia comercial parecía residir, por una parte, en el comercio exterior que algunas localidades del norte de Trujillo hacían por La Vela (vía Carora) o por Puerto Cabello (vía Barquisimeto); y, por la otra, en el comercio interregional que se daba entre esos espacios.

No obstante la amplia cobertura geográfica que, desde el punto de vista vial, posibilitaban los caminos de recuas, debe tomarse en cuenta que la ya anotada carencia de infraestructura y superestructuras adecuadas los coloca, en las tierras bajas, en una situación de inferioridad con relación a las vías que resultaban muy poco expeditas: en efecto, si bien es cierto que el transporte por recuas no podía competir allí con las ferrovías, y mucho menos con vías acuáticas como el Lago y algunos tramos de sus principales afluente, resulta interesante observar que tampoco podrían hacerlo con tramos fluviales de muy difícil navegación, ni con rutas mixtas cuya porción terrestre fuese particularmente difícil. Al respecto, resulta pertinente consignar los casos de Machiques y de Zea.

En lo que concierne a la capital del Municipio Perija, hay que comenzar por decir que, a pesar de tener comunicación terrestre con Maracaibo, buena parte de su intercambio con esa ciudad se hacía por ruta mixta. La porción terrestre de dicha ruta estaba constituida por un camino que cruzaba una zona selvática y pantanosa hasta llegar al Lago. Ahora bien, no obstante las limitaciones físicas del camino, y de la ruptura de carga que implicaba el trasbordo a una embarcación, la economía que se obtenía por concepto de flete hace pensar que la vía terrestre a Maracaibo resultaba mucho menos expedita.

En el caso de la población merideña de Zea, hay que señalar que su intercambio comercial con Maracaibo se hacía a través de Puerto escalante. Este embarcadero, ubicado en la margen derecha del río Escalante, es el punto de trasbordo entre el lento y penoso transporte por bongos y el no menos penoso transporte por recuas. Su utilización implicaba tres rupturas de carga dos de ellas en la vía acuática. Así por ejemplo, el transporte de mercancías desde Maracaibo se hacía en embarcaciones veleras hasta Santa Cruz del Zulia (puerto situado al margen izquierdo del Escalante); de allí, los bongos invertían cuatro días en remontar el río hasta llegar a Puerto Escalante, de donde las recuas empleaban dos días hasta llegar a Zea. El que se prefiera la lenta y penosa navegación de remonte por medio de bongos se explica, fundamentalmente, por el carácter anegadizo de los terrenos situados entre esos dos embarcaderos fluviales.

Las bestias de carga y de silla eran, obviamente los medios de transportación que se utilizaban para transitar por los caminos de recuas. Fuera de esos medios el desplazamiento sólo era posible a pie (arrieros, correos, etc), no se encontró ninguna referencia con respecto al transporte de mercancías por parte de peatones cargadores (mochileros). Ello por supuesto, en lo concerniente a las rutas principales, ya que, de acuerdo a la información oral que pudo recogerse, tal modalidad de transporte subsistía en recorridos cortos un tanto marginales y, además, con carácter individual.

El burro, el caballo y la mula eran las bestias de mayor uso en los caminos de recuas. De ellos, la mula presentaba innegables ventajas por tener mayor capacidad de carga que el burro, y una resistencia superior a la del caballo. Si a eso se añade que podía trabajar con una dieta menos exigente que la de éste último, se comprende el por qué ese hibrido se prefería no solamente como bestia de carga para integrar las recuas, sino también como bestias de silla. Tal preferencia se manifiesta especialmente en los estados andinos, los cuales acaparaban para 1910 el 41,24 por ciento del ganado mular existente en el país.

La utilización del caballo y del burro como medios de transporte dependía, respectivamente de la forma del relieve y de los recursos económicos disponibles. En el caso del caballo, las laderas y páramos andinos limitaban considerablemente el empleo del mismo especialmente como bestia de carga. El caso del burro difiere del anterior, por cuanto el relieve montañoso andino no era una limitación para él. La suya estaba representada por su poca masa y, por consiguiente, por su reducida capacidad de carga. El que se le empleara como bestia de carga puede explicarse por lo costoso que resultaba la adquisición de las mulas. Otra razón para ello, de acuerdo con el criterio del profesor Marco Aurelio Vila, sería la de que el burro ha sido inmune a las epizootias de la derrengadera que se han presentado en el país.

El transporte de carga por lo caminos de herradura se hacía generalmente mediante la utilización de otros denominados arreo. Cada arreo estaba formado por ocho bestias (mulas, en la mayoría de los casos), y por el arriero, a cuyo cargo estaba la conducción de las mismas, así como también las labores de carga y descarga. En algunos casos los dueños de plantaciones poseían sus propios arreos. En algunos casos, los dueños de plantaciones poseían sus propios arreos. Sin embargo por lo general, eran los particulares quienes explotaban el transporte por recuas como negocio específico.
“existían varios empresarios, dueños de arreos de mula, que explotaban el negocio de transporte. En la Plazuela, estado Trujillo, tenía su centro de operaciones el Señor Don Rafael Rueda, que operaba con más de 300 mulas y el suyo era considerado como el mayor tren de mulas de los Andes”




Cardozo, Arturo.1967.Proceso de la Historia de los Andes. Imprenta Nacional. Asamblea Legislativa del estado Táchira. Venezuela P.37
Los Andes en el Comercio Colonial.

La sociedad colonial, estructurado en el sistema de la propiedad privada, transforma las relaciones tribales de los aborígenes en relaciones entre los vecinos. Por encima de los vínculos de sangre se ramifican los intercambios comunales, adaptados a un régimen feudal muy original.

El primer ciclo económico se realiza entre las poblaciones y campos circundantes. En los centros urbanos van apareciendo paulatinamente pequeños grupos que despliegan actividades diferentes a las labores rurales; son ellos los pulperos, herreros, albañiles, tejedores, zapateros, alpargateros, panaderos, curtidores, sastres, etc. Estas gentes y sus familias son en potencia los compradores y consumidores de los frutos de la agricultura y de la cría. Los productores rurales llegan a las poblaciones para vender sus cosechas y utilizan posadas para sí y potreros para sus bestias, a la vez que adquieren las mercancías de que carecen, como la sal, las ropas y los instrumentos de labranza (machetes, hoces, chícoras, picos, etc). Estas son las primeras relaciones económicas entre el campo y los poblados, después se multiplican y complican.

Cada población con sus campos vecinos constituyen un circuito cerrado, violado apenas por las esporádicas visitas de un importante personaje de la sociedad colonial: el mercader. Este comerciante errabundo procede comúnmente de Maracaibo; se establece por lapsos breves en cada una de las poblaciones. Sobre el lomo de los arreos de bestias transporta bultos de mercancías: se ocupa de vender manufacturas extranjeras, adquiridas en Maracaibo y de comprar harina, amasijo, jamones, tabaco, cacao y otros frutos. Las autoridades locales observan a este forastero con mucha desconfianza; lo obligan a presentarse en las casas de gobierno y a exhibir la factura y guías; antes de que su mercancías puedan ingresar al pueblo, debe el mercader haber cancelado el impuesto de alcabala, que consiste en 20 reales por cada lote de mercancías con valor de 20 pesos; los vacunos acarrean un impuesto de 4 reales. Cumplidos estos requisitos previos, el comerciante se instala en alguna posada o en algún solar y expone sus artículos al público; también vende a los pulperos y tenderos al por mayor.

A medida que las poblaciones crecen, se da el caso que ricos propietarios, aspirando mejor precio por sus productos, viajen personalmente a Maracaibo a vender los frutos de sus fincas. Utilizan entonces sus propios arreos de bestias hasta la orilla del Lago; de ahí en adelante fletan bongos y pequeños veleros.

Barbacoas (Moporo) es el primer puerto andino en el tiempo; de sus playas partió Alonso Pacheco a fundar el primer Maracaibo. Para 1668 ya tiene 30 casas e intensa actividad comercia. El segundo puerto es Gibraltar, en la jurisdicción de Mérida: para 1612 el Cabildo emeritense le instala una Aduana. Después aparece La Ceiba, ceibita y algunos otros.

Las primeras exportaciones andinas que se conocen, salen para Maracaibo en 157; consiste en trigo, bizcochos, jamones, cordobanes y badanes. Con la llegada de los jesuitas en 162, empiezan a cruzar el Lago las primeras cargas e cacao; su volumen aumenta hasta 1767. para este año ya se ha sumado el tabaco a los renglones de exportación, producido principalmente en Bocono, estanques y La Grita. Pero no es solamente el tabaco andino el que sale por los puertos del Lago, también lo hace parte del que se produce con gran fama en Barinas: es conducido a través del piedemonte hasta Mérida y de allí, en penosas jornadas, hasta el Lago.

Las exportaciones andinas son consumidas, en porcentaje muy pequeño, por los maracaiberos; la mayor parte es enviada al exterior: El cacao viaja a España para regarse por toda Europa.

La corona trata siempre de imponer un comercio cerrado entre la península y la colonia. Con este objetivo prohíbe todo intercambio directo entre los pueblos americanos y las demás potencias europeas. Sin embargo, el subdesarrollo de España no le permite abastecer de mercancías a las colonias; tampoco es capaz su flota mercante de cubrir con eficiencia las diferentes rutas. A Maracaibo llegan apenas uno o dos barcos españoles por año. De la intransigente actitud real surge con gran fuerza el comercio clandestino con Holanda, Francia e Inglaterra y sus respectivas colonias antillanas. En 1634 los holandeses se apoderan de las estratégicas islas de Curazao, Araba y Bonaire; con tan vecinas bases, el contrabando se extiende a las costas de Coro y a todo el Lago de Maracaibo. Durante todo el siglo XVII los holandeses monopolizan el comercio con los Andes, sirviendo Maracaibo de enlace. Adquiere trigo, almidón, ganad, cacao, cueros y venden mercancías a precio mucho más bajos que los fijados por los españoles: El comercio con los holandeses significa para los andinos un 67 % de economía.

Al constituirse en 1728 la Compañía Guipuzcoana, se presenta una situación muy original. La jurisdicción de la Compañía se extiende únicamente a la Provincia de Caracas y a las de Oriente. Trujillo que forma parte de la Provincia de Caracas sirve de frontera. El resto de los Andes y Maracaibo permanecen durante 24 años, excluidas del campo de operaciones de la Guipuzcoana: esta circunstancia acelera más aún las negociaciones clandestinas, porque ya no es sólo Trujillo, el que trata de evadir las onerosas condiciones y los bajos precios impuestos por el monopolio, sino las regiones de Barquisimeto y los Llanos a través de los caminos cordilleranos se desplazan buscando al Lago y al comprador holandés, la mayor parte de la producción interiorana de la Provincia de Caracas.

Para enmendar esta situación, el rey extiende, en 1572, la jurisdicción de la Compañía Guipuzcoana hasta los territorios de Mérida y Maracaibo. La Compañía se aboca a combatir el contrabando, estableciendo un servicio de guardacostas, prestado por 10 barcos con 86 cañones y 598 hombres a bordo. A pesar de tan activa vigilancia, el comercio clandestino sobrevive: todo el mundo se ingenia para burlar las onerosas condiciones del monopolio. Cardozo, Arturo.1967.Proceso de la Historia de los Andes. Imprenta Nacional. Asamblea Legislativa del estado Táchira. Venezuela P.37
Los Andes en el Comercio Colonial.



La atención y el celo de las autoridades coloniales se fija en los cultivos del tabaco y en el comercio de la hoja, porque es de esta fuente impositiva de donde emanan los mayores ingresos de la Real Hacienda. La serie de limitaciones al cultivo culminan en 1779 con el establecimiento del monopolio del tabaco. Desde esta fecha en adelante el cultivo de la planta deja de ser libre; la Compañía es la única que puede señalar zonas para su siembra y la que fija los cupos de producción. La ejecución de tan drásticas medidas provoca en todas partes iracundas protestas que algunas veces culminan en asonadas, como el levantamiento de La Grita en 1799. Cardozo, Arturo.1967.Proceso de la Historia de los Andes. Imprenta Nacional. Asamblea Legislativa del estado Táchira. Venezuela P.37
Los Andes en el Comercio Colonial.


DR HECTOR AUGUSTO MALDONADO D. ALDEA MUNDO.AÑO 8 Nº 15 (P.53 – 59)

CAMINOS, GANADERIA, COMERCIO Y POBLACIONES ANDINAS ENTRE VENEZUELA Y COLOMBIA. SIGLOS XVI- XX.
1-. Introducción
En los inicios del colonialismo venezolano (1498), se fundaron algunos pueblos basados en el interés exclusivo de la minería, ese fue el caso de Cubagua (1500), El Valle del Espíritu Santo (1522), San Pedro de Coche (1526), San Pedro Mártir (La Asunción, 1527), todos en el Oriente Insular; otros se fundan en sus costas Orientales como fue: Cumaná (1514­15), y Puerto La Cruz (1529), entre otros, que pautaron el establecimiento de los primeros asentamientos de ciudades en territorio de lo que es hoy Venezuela y que sirvió para extenderse desde el Oriente hacia Occidente con la fundación de Maracaibo en 1528.

Este señalamiento es una referencia muy impor­tante que lleva a mostrar los aspectos socio-econó­micos que, indudablemente, existieron en dicho pro­ceso. La agricultura, la ganadería y el comercio en general llegaron a extenderse por gran parte de ese vasto territorio continental. No obstante, más allá de Maracaibo, los suelos Occidentales, los Andes, estu­vieron totalmente ignorados por la Provincia de Ve­nezuela aunque algunas veces, fueron visitadas por gen­tes como los Welser (Nicolás Federmann, 1535-1538), Hernán Pérez de Quesada y Ambrosio Alfinger (1530-1541), Alonso Pérez de Tolosa, Pedro de Limpias, Diego de Losada (1547) Y por la parte de Nueva Granada, la expe­dición que dirigió Ruiz Maldonado en 1538, desde Santa Fe de Bogota, pasando por Tunja y navegando por el Meta hasta lle­gar al río Sarare (hoy río Arauca), camino a Guayana. Años después, al ser fundada Pamplona desde Santa Fe de Bogota (1549), su Ca­bildo autoriza a Juan Rodríguez Suárez (1558) a explorar la sierra nevada, donde funda a Mérida en ese mismo año.

Desde ese Cabildo se le ordena a Juan Maldonado a fundar San Cristóbal (1561); es así, como des­de la Nueva Granada se asume el poblamiento de los Andes olvida­dos y que aunque ya existía el ca­mino ganadero de El Tocuyo a Santa Fe de Bogota, Pamplona es la única que llegó a mantener el interés de ese comercio, conva­lidando como encomendero a Pe­dro Alonso de los Hoyos, conoce­dor de la gran utilidad de tan im­portante mercado.

2-. Vías de comunicación para el comercio.
Dentro de ese proceso de poblamiento se fue haciendo ne­cesario el establecimiento de vías de comunicación entre las ciuda­des y pueblos fundados por los es­pañoles. Esto se originó debido al intercambio tanto minero, ganadero, agrícola y comercial que se ge­neró en toda la América española y que trajo como consecuencia el establecimiento, en principio, de caminos y trochas muchas veces pertenecientes a los antiguos ca­minos de indios que sirvieran para movilizar las mercaderías y el ga­nado que se producían en todas estas regiones y que, con el tiem­po, se convirtió en un proceso de exportación e importación derivando un fortalecimiento de las economías de todos éstos pueblos.

Estos caminos no tan sólo sir­vieron para este tipo de relaciones; a la vera de ellos se fueron am­pliando también los horizontes del espacio geográfico pautado en el descubrimiento y poblamiento de nuevas áreas, bien sea por la apa­rición de nuevas minas, implanta­ción de grandes haciendas o hatos ganaderos que obligaba a la utilización de los caminos de indios o la construcción de nuevas vías que comunicaran entre sí las diferen­tes zonas montañosas con las cos­tas, los llanos con las costas; las montañas lo mismo que las otras colonias de la América española, formando con el tiempo una fortalecida organización vial que fue mejorando los aspectos socioeco­nómicos coloniales de esos pueblos. Los caminos coloniales constituyeron un factor de progreso en el desarrollo de las actividades mineras, agrícolas, ganaderas, co­merciales y poblacionales del nuevo reino, al convertirse conjuntamente con los caminos de agua, en la única vía de movilidad e inter­cambio entre las diferentes áreas geográficas. Por este motivo hicieron aparición las guarniciones, las alcabalas y los pequeños co­mercios a lo largo de los caminos reales, caminos de recua, caminos ganaderos, trochas y caminos na­cionales cuyos vestigios existen Todavía hoy en algunos lugares del territorio nacional venezolano y que para aquel entonces sirvieron a la fundación de nuevos pueblos y ciudades.

Las exploraciones hechas al interior de los territorios conquis­tados en la América por los españoles realizadas, en princi­pio siguiendo los cauces de los dos, quebradas, riachuelos y apro­vechando los caminos de indios, evitando así el gran dilema que les saber emprender una travesía abriéndose paso por medio de los andes y cerrados bosques, selvas y montañas cuyo esfuerzo de talar y rozar les traía la perdida de mu­cho tiempo y el peligro que ello encerraba por la existencia de fie­ras, ofidios, enfermedades endémicas que causaban el des­gaste y muerte de hombres, bes­tias y animales de cría que tanta falta hacían para proseguir y con­seguir los propósitos de dichos reconocimientos territoriales.

No obstante, cuando se inició la fundación de asentamientos, pueblos y ciudades se vieron en la necesidad de construir nuevos ca­minos con la mano de obra indíge­na esclava y más tarde del negro africano, abriendo las primeras vías de comunicación, lo que les permitió vincular a los nacientes pueblos entre sí e intercambiar productos tanto agropecuarios como importados desde Europa.
Así fue como apareció el medio de transporte, que no fue otro, que el humano! mular, caballar y el tira­da por bueyes. Eso obligó a mejo­rar los caminos existentes y a cons­truir otros que les permitiera el paso de estos, guiados todos ellos por hombres especializados en la conducción de este tipo de arreo, en especial la de animales, y que se les daba el nombre de «arrieros». A los caminos se les daba el nombre de «recua» (camino de "bestias de carga) y su importancia variaba según la distancia y tra­yecto que les tocase recorrer.

Por tanto fue así como aparecieron los caminos reales y más tarde caminos nacionales considerados de largas distancias o corta distancia. Para ello, el tipo de tráfico que más se utilizó fue el mular por ser el de mayor resistencia para el traslado, de carga entre largas distancias, encabeza­da por una mula campanera (por llevar una campanita amarrada al pescuezo) que hacía las veces de guía y una mula o varias mulas auxiliares que iban de último (sin carga alguna) por si se accidentaba alguna de las bestias cargadas, tras­ladándose la carga a alguna de ellas y el caballar como transporte humano, allí actuaban según el número de mulas de 12 a 40 no existía un número definido de mulas, todo dependía de la carga.

El personal que dirigía el conjunto o arreo de mulas estaba com­puesto por varios arrieros, empe­zando por el arriero «sabanero» encargado de darle de comer a las bestias, el arrieo cargador o «aviador “ cuyo oficio era el de prevenir las situaciones anormales que aparecieran en el camino y que fueran a perjudicar las bestias y controlar la carga de la mercancía que llevaban las mulas, igualmente era el responsable de que la carga llegase. bien, a su des­tino, el «atajador» controlaba el paso de las mulas haciendo que estas fueran por el mismo sendero. Todos ellos andaban a caballo, si la travesía era por llanuras (sabanas) o a pie si se hacía por selvas, montañas, (a este tipo de arriero se les llamaba «cagones» por ser su costumbre usar pantalones cortos Y andar descalzos) .y eran dirigi­dos por un capataz de arrieros, quien era un hombre de máxima confianza del dueño del arreo o del señor terrateniente a quien te­nia que rendir cuentas.

En los trayectos cortos que se cumplían entre haciendas y hatos era muy común la utilización de la mula y el buey como transporte de carga y el caballo seguía cum­pliendo su función de transporte de personas y muy rara vez el de carga, dirigidos siempre por el ca­pataz y sus arrieros. Es muy importante destacar la diferencia que existía eI arriero mular y ganadero éste último se distinguía por ser un buen jinete llanero conocedor de sabana y tener cuali­dades muy especificas en el con­trol y dominio de la manada vacu­na.

Suárez (1997). habla sobre la organización del trabajo del arrie­ro y lO detme de la siguiente ma­nera:
­
«En la organización del tra­bajo se encontraban arrieros que cumplían funciones es­pecíficas durante los viajes. El más importante y el res­ponsable de que la carga lle­gara a buen destino, así como cumplir con todos los trámi­tes burocráticos de guías y contraguías y pagos en las aduanas, era el mayordomo. En las instrucciones a los hermanos Jesuitas Administradores de haciendas se señala que todo el equipo necesario para la recua tenía que ser entregado a un mayordomo fiel con sus arrie­ros inteligentes en su arte: al cual se puede fiar el manejo de las mulas, y los frutos que han de llevar en ellas». (Suárez, 1997:44).

En esta referencia, se encuen­tran implícito un control integral que tenía que ver con lo adminis­trativo, humano y legal, mostran­do la existencia de una organiza­ción fundamentada y supervisada desde la Corona por medio de sus agentes aduanales. De igual mane­ra, existía la función de las alcabalas y resguardos en los ca­minos reales y/o nacionales que permitieron el control de la eva­sión de impuestos emanados des­de la Corona española y que eran susceptibles de eludir, bien sea por la falta de supervisión o por tomar otras vías que la convertían en ca­minos para movilizar el contraban­do de extracción. Estos fueron los tiempos coloniales de la América española y a Venezuela, siendo parte de ella, le tocó vivir estos controles conjuntamente con sus desmanes y sus caprichos.



Los antiguos caminos de recuas en documentos merideños del siglo XIX
Comentarios de Rubén A. Hernández A
En la presente trascripción documental en extractos, se hace referencia a tres escritos merideños del siglo XIX, en los que se señalan algunos elementos concernientes a caminos de recuas (llamados así por el tránsito de bestias), que comunicaban los Andes merideños con el Lago de Maracaibo, específicamente, rumbo al importante puerto lacustre de Gibraltar. Tales rutas determinaron en gran medida el surgimiento del circuito comercial colonial entre Mérida y Maracaibo. Estos documentos se encuentran en la Biblioteca Nacional Febres Cordero y fueron emitidos por el Cabildo de Mérida entre 1824 y 1829.
Camino de Tucaní. Antiguo camino de Mérida a Gibraltar llamado Tucaní. Instrucciones que deberá seguir Ramón Garzo para descubrir el antiguo camino.
1829
Mérida
Biblioteca Febres Cordero
Extracto
“Al Jefe Municipal de Gibraltar (...), sin encontrar dificultad descubrieron el antiguo camino hacia la quebrada de Tucaní de donde NOTA DEL COMITÉ EDITORIAL: Este texto fue entregado a Presente y Pasado Revista de Historia,
en abril de 2005 y aprobado para su publicación en mayo del mismo año.
Licenciado en Historia (ULA). Actualmente cursa la Maestría en Historia de Venezuela de la Universidad de Los Andes

COTA: 091 C183t. Caja 13 Doc.07
2
COTA: 091 C115a 823-825 Caja 5 Doc. 04
3
COTA 091 C183g Caja 13 Doc. 03
Escuela de Historia, ULA.., Mérida Venezuela. Documentos
pp. 191-196
Presente y Pasado. Revista de Historia. ISSN: 1316-1369. Año X. Volumen 10. Nº19.
Enero-Junio, 2005.
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regresaron a causa de haberse enfermado el practico [¿algún guía o ingeniero?] no faltándoles sino como una legua para salir a la parte llana (...), han resuelto que continúe el descubrimiento mandando otra expedición (...), quieren tomar a mi cargo esta empresa por medio de una compañía con el objeto de proporcionar esta ventaja al comercio y agricultura rembolsando el capital que se invierta con algún interés para cuyo fin es que se ha resuelto descubrir y determinar el lugar por donde debe abrirse el camino: se ha descubierto hasta la quebrada de Tucaní: y resta el espacio que hay desde esta hasta Gibraltar. El 20 del entrante Enero saldrá la segunda expedición y yo espero que usted le interesará en mandar todos los baqueanos (...) se dirijan al pie de la serranía a donde deberán estar el 23 o 22 para que encontrándose con los de aca les faciliten el transito hasta esa ciudad, en donde de acuerdo con los mas prácticos determinaran el lugar más directo y fácil por donde deba tirarse el camino desde esa [Gibraltar] al pie de la serranía (...)”.

2. Camino de Mucumpate. Ante las quejas de comerciantes, traficantes, prácticos y arrieros. Actas del cabildo de Mérida

26 de Abril de 1824
Mérida
Biblioteca Febres Cordero
Extracto
“(...) las medidas tomadas con el Gobernador comite. del puerto de Gibraltar (...) acerca de la apertura del transito, vencidos los tropezones, camposidades y estorboz, de el de Mucumpate, de este distante, al de Gibraltar precediendo (...), tuviesen a bien (...) exploradores y descubridores (...) ratificaron la apertura del camino de Mucumpate, sin estorbo alguno [con la contribución de campesinos y autoridades del cantón de Mucuchíes] ni dejar de vista el otro camino indicado de Tucaní en la oportunidad que la coyuntura avise emprenderlo (...)”.

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3. Camino de Gibraltar. Correspondencia dirigida al jefe Municipal de Gibraltar, sobre la expedición destinada a descubrir el antiguo camino de Tucaní hasta llegar a Gibraltar y sobre la formación de una Compañía para la apertura de dicho camino.

Mérida
1829
Biblioteca Febres Cordero
Extracto
“Al Jefe Municipal de Gibraltar: en consecuencia a lo que expuse a usted en mi comunicación sale mañana una expedición con el objeto de descubrir el camino antiguo de Tucaní llevando las instrucciones (...) y en las que se le previene que al llegar a Gibraltar se ponga de acuerdo con los demás sobre la dirección que convendrá darle al camino (...) al pie de la serranía (...), para que a su regreso dejen las señales necesarias a fin de los que emprendan (...) no tengan ninguna dificultad.
Incluyo a usted el proyecto de la compañía que se comienza a formar para la apertura del camino para los que quieran inscribirse lo figuran nombrando (...), para que a su nombre concurra a la elección de la dirección. Yo espero que usted con los demás vecinos tomaran todo el interés que exige un establecimiento tan ventajoso para ambos lugares [Gibraltar y Mérida] y al mismo tiempo que se sirviera franquear a la expedición todos los auxilios necesarios para su regreso los que serán costeados por compañía (...)”.
Notas: 1.- Se respetó la escritura original.
2.- Los comentarios particulares entre corchetes.
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