lunes, 23 de junio de 2008

LA ANTIGUA VIALIDAD ANDINA VENEZOLANA Y LA PROGRESIVA PENETRACION ESPAÑOLA

Presente y Pasado. Revista de Historia. ISSN: 1316-1369. Año 9. Volumen 9. Nº18. Julio-Diciembre, 2004.
LA ANTIGUA VIALIDAD ANDINA VENEZOLANA Y LA PROGRESIVA PENETRACIÓN ESPAÑOLA (SIGLOXVI) PRIMERAS EXPLORACIONES EN LA CUENCA ALTADEL RIO CHAMA*
RESUMEN
En el presente artículo se intenta demostrar la importancia de diversas vías naturales de comunicación (recorridas algunas durante el periodo prehispánico) para la penetración y exploración hispánica en los Andes venezolanos y merideños, fundamentales para la consolidación de los posteriores procesos de conquista y colonización. Los autores esperan contribuir al conocimiento histórico merideño, específicamente de los sistemas de comunicación y el poblamiento. Para lograr tal propósito, se basaron en el método de la Geografía
Histórica, a partir de la interacción medio físico-ser humano, aunque no descartaron los aportes de otras disciplinas afines a la Historia.
Introducción
Estudiaremos las vías de comunicación que recorrieron los conquistadores al ingresar a tierras andinas, y la manera como éstas fueron adaptadas a los intereses coloniales, de acuerdo a las Ordenanzas de Poblamiento. En este artículo hemos tomado como referencia heurística los relatos de funcionarios administrativos, viajeros, comerciantes, cronistas, y algunos autores contemporáneos, con el fin de reconstruir la posible red comunicacional que se desarrolló en este período.
En primer lugar, haremos una síntesis sobre los principales factores que impulsaron la conquista de las Sierras Nevadas y las dos rutas de penetración (a partir de El Tocuyo y Pamplona) que utilizaron los europeos para incursionar en la Cordillera de Mérida.
En segundo lugar, señalaremos algunas características de los caminos coloniales, originados en gran parte por las transformaciones de los caminos ya existentes antes de la llegada europea a la cuenca alta del río Chama. Luego analizaremos diversos elementos del doblamiento colonial relacionados con la vialidad: organización del espacio, circuitos económicos, sitios de alojamiento, entre otros. Finalmente, consideraremos un elemento especial: la vinculación de la vialidad con la problemática geopolítica en la Provincia de Mérida y territorios circundantes o áreas de influencia.

LA NECESIDAD DE CONQUISTAR LAS “SIERRAS NEVADAS”
Nos referiremos a los factores que impulsaron a los españoles a penetrar en los Andes venezolanos, describiendo los primeros intentos de los exploradores delegados por la Provincia de Venezuela y el Nuevo Reino de Granada para conquistar las Sierras Nevadas.
Así mismo, reseñaremos algunos recorridos, y sus consecuentes ventajas y dificultades. Estas exploraciones permitieron posteriormente la penetración en regiones específicas, como la cuenca alta del río Chama, para luego proceder a su conquista y colonización definitiva.
Para mediados del siglo XVI la Corona española tenía un conocimiento vago de la región andina venezolana, aún sin explorar tal como afirma la autora Magaly Burguera: “(...) tanto en el Norte de la Provincia de Venezuela, como en el Sur, los del Nuevo Reino de Granada intentan inspeccionarla y anexarla a sus respectivas jurisdicciones”
. Una vez instalados los Welseres en la Provincia de Venezuela, les corresponderá el descubrimiento desde el cabo de Maracapana hasta el cabo de La Vela. Durante el periodo de mandato de los gobernadores Welseres, apareció el famoso mito de El Dorado, que consistía en la supuesta presencia de fabulosas ciudades y tierras ricas en oro. En realidad, este mito fue inventado por los mismos indígenas para alejar a los europeos de sus tierras, tal vez como lo señala Rosales María: “(...) para tratar de evadir el peso de persecución o el esclavisamiento regularizado por Real Cedula del 14 de agosto de 1509”.
La idea de El Dorado se extendió por todas partes, como lo señala el Hermano Nectario María; “(...) situabánlo unos en la región oriental de la Guayana con el nombre de El Dorado de la Paraima; otros a doscientas setenta leguas hacia el poniente, cerca de la falda oriental de los Andes”.
Entre las probables regiones en las que pudo ubicarse El Dorado, los Andes venezolanos debieron haber sido muy importantes, en virtud de la fascinación y el temor que seguramente ocasionaba una gran cadena montañosa que pudo parecer inaccesible y llena de misterios.
Por lo tanto, entre los motivos que impulsaron a los conquistadores a intentar inspeccionar los Andes occidentales venezolanos y orientales colombianos, estaba la ambición por encontrar en estas regiones el oro que necesitaban para mantener el sistema económico mercantilista, basado en la acumulación de metales preciosos.
Las primeras exploraciones realizadas en búsqueda de El Dorado, fueron las de Ambrosio Alfínger, Jorge Spira y Nicolás Federman, desde Coro, comisionados por las autoridades de la Provincia de Venezuela, partiendo de Coro, su capital. En realidad, no eran claros sus objetivos respecto al ingreso en los Andes venezolanos, sino que básicamente se desplazarían por diversas zonas del occidente venezolano y parte del actual territorio colombiano.
Sin embargo, estas expediciones constituirían un factor de avanzada para los futuros intentos de penetración en la Cordillera merideña.
Alfínger salió en 1531 desde Coro con rumbo a Maracaibo, al noroeste del actual territorio venezolano. En un primer intento, arribó al noreste del territorio colombiano, desplazándose luego por las riberas del río Magdalena, pero cometió un importante error, porque estas tierras son cenagosas, en vista de lo cual se vio obligado a regresar a Coro para reintentar la incursión en el centro-oriente colombiano.
Por segunda vez, Alfínger decidió seguir el mismo rumbo hasta el noroeste venezolano, para luego bordear la Sierra de Perijá, la Serranía de los Motilones, y finalmente la cordillera oriental colombiana, siempre al oeste del Lago de Maracaibo. Es probable que parte de su recorrido haya sido fluvial, a través de los ríos Limón, Algodonal, y Zulia. Finalmente arribó a una población cercana al valle de Cúcuta conocida como Chinácota, pero su muerte le impidió lograr uno de sus posibles objetivos, como era recorrer la Cordillera en sentido
noreste, hasta los Andes venezolanos. Según la geógrafa Ileana Parra, la expedición de Alfínger trajo importantes consecuencias, fundamentalmente respecto al conocimiento geográfico de la región por las autoridades del Nuevo Reino de Granada, lo que fue de suma utilidad para futuras exploraciones. Parra indica lo siguiente: “Laexpedición de Alfínger exploró la vertiente oeste de la cuenca lacustre y sentó el precedente de una salida fluvial desde Pamplona y los valles de Cúcuta hacia el Lago”.
A la vez que Alfínger realizaba la expedición ya mencionada, mandó a varios hombres a bordear la costa oriental del Lago de Maracaibo, llegando hasta la costa sur (lo que se conoce en la actualidad como Sur del Lago). Supuestamente, llegaron hasta la parte baja del río Chama, para lo cual tendrían que haber atravesado toda la zona cenagosa del sur lacustre, o en su defecto, haber navegado en pequeñas canoas. Ciertamente, las riberas lacustres estaban habitadas por pobladores indígenas antes de la llegada de los conquistadores, pero dependían fundamentalmente del medio acuático, por las dificultades que les imponía el medio físico. De cualquier manera, esta expedición de los hombres de Alfínger debió ser importante por dos aspectos: a) conocimiento de las riquezas lacustres; y b) conocimiento geográfico, en cuanto a la navegabilidad de ciertos ríos.
Como la Cordillera del Norte o Sierra La Culata bordea el Sur del Lago, los exploradores debieron divisarla, y en consecuencia, tuvieron cierta idea acerca de posibles comunicaciones intramontanas.
Jorge Spira salió en 1534 con sus tenientes Francisco Velasco y Nicolás de Palencia. Según Tulio Febres Cordero, “fueron (...) los primeros que, por los lados de Barinas, pisaron las faldas de las Sierras Nevadas”.
Spira y sus hombres se desplazaron hacia la población del Tocuyo, y de allí se conectaron con los Llanos occidentales venezolanos. En realidad recorrieron el piedemonte llanero, bordeando siempre la Cordillera merideña, ruta que les facilitó la observación de las Sierras Nevadas y la presencia de ciertos ríos transversales que descendían de los Andes, y cuyas abras podían resultar en vías naturales de comunicación. Así lo constataron, estando en territorios barineses, cuando Spira envió a su teniente Francisco Velasco para que siguiera el camino hacia la Sierra, recorrido del cual Baralt señala:
“Entrase seguidamente en la serranía por caminos asperísimos, con mil dificultades y trabajos, y al cabo de dos meses de continuadas fatigas hubo de penetrar a la Cordillera“.
Llegando Velasco a la falda de la serranía, envía a Nicolás de Palencia para que subiese a la cima de la montaña. Según Tulio Febres Cordero, había “ (...) mil quinientas fanegas de maíz, que encontró ocultas en un bohío cerca de un poblado indígena”.
Es probable que estas tierras hayan estado ubicadas en las actuales poblaciones Las Piedras y Santo Domingo, en la vía de Mérida a Barinas, ruta que fueron incapaces de seguir recorriendo, no por las dificultades del camino (que obviamente eran importantes), sino debido al cansancio y a las bajas de algunos soldados, después de haber recorrido grandes distancias desde Coro. Por lo tanto, Espira y sus tropas decidieron seguir su marcha con rumbo hacia los Llanos apureños y colombianos, llegando hasta las cuencas de los ríos Meta y Guaviare, y probablemente navegaron estos mismos ríos. Finalmente, Spira no pudo remontar la cordillera oriental colombiana, a pesar de que los ríos navegados nacían en dicha unidad orográfica.
Casi a la par de Jorge Spira, Federman también salió en busca de El Dorado, y lo intentó por diferentes rutas. Sin embargo, no fue su primera misión, ya que había sido delegado para explorar por el noreste del actual territorio venezolano. Posteriormente, Federman decide desplazarse por el piedemonte meridional andino y por los Llanos venezolanos, a través de rutas parecidas a las recorridas por Spira.
Al parecer Federman ni siquiera remontó parte de la cordillera merideña por algún valle transversal, como lo hiciera su predecesor, sino que exploró el occidente venezolano por la falda de la cordillera andina, recorriendo los llanos, y arribando a Bogotá, sin poder recorrer los Andes venezolanos. En este sentido, es probable que el recorrido haya sido realizado a través de los Llanos venezolanos y colombianos, primero por rutas fluviales, para luego remontar la cordillera colombiana a través de rutas terrestres. Por lo tanto, en vez de atravesar la Cordillera de Mérida a través de valles longitudinales, y conectar con el nudo orográfico de Pamplona, Federman y sus hombres se desplazaron
por rutas terrestres y fluviales en los Llanos venezolanos y colombianos, gracias a lo cual se ahorrarían grandes esfuerzos.
A pesar de que no consiguieron ingresar a las Sierras Nevadas en pleno, las expediciones de Federman y Spira fueron importantes, porque contribuyeron a establecer una primera aproximación en el conocimiento de algunos elementos físicos y humanos en la Cordillera merideña. Lo anterior es resumido por Luis Bastidas de la siguiente manera: “(...) trae como consecuencia que tanto en Venezuela como en el nuevo Reino de Granada se organizaran intentos por conquistar definitivamente las sierras nevadas”.
Adicionalmente, estos recorridos por los Llanos venezolanos, el piedemonte andino-llanero, y las planicies colombianas, han debido ser fundamentales en los siguientes aspectos: a) el posterior tráfico comercial entre la Provincia de Venezuela y el Nuevo Reino de Granada; y b) el establecimiento de comunicaciones entre los Llanos y los Andes venezolanos.
En 1547, el gobernador de El Tocuyo, Juan Pérez de Tolosa, organizó una expedición hacia las Sierras Nevadas, a cargo de su hermano Alonso Pérez de Tolosa. Uno de los motivos que impulsaron al Gobernador de El Tocuyo a realizar esta expedición, era que muchos españoles no disponían de tierras habitables y fértiles, y tenían la esperanza de conseguir suelos ricos en materiales preciosos, o por lo menos aptos para la agricultura. A diferencia de Spira y Federman, Tolosa si tenía el objetivo claro de tratar de ingresar a la Sierra Nevada; sin embargo, fracasó, aunque logró arribar a lo que es en la actualidad San Cristóbal, recorriendo parte del piedemonte andino-llanero, y las llanuras a través del río Apure, e ingresando al extremo suroeste de la Cordillera por los valles de los río Uribante y Torbes.
Según Tulio Febres Cordero, Tolosa nunca se atrevió a remontar la Cordillera: “no se atrevieron a trasmontar la serranía, que ya tenían a la vista, temerosos de su fragosidad, y continuaron la marcha con rumbo Apure (...)”.
Luego de la exploración de Alonso Pérez de Tolosa, se dieron diversas expediciones en busca de El Dorado, aunque ahora se concentrarían en Los Andes venezolanos, y aun mantendrían la presunción de que existía abundancia de metales preciosos.
En este sentido, hubo otros intentos para penetrar a los Andes venezolanos, tanto del Nuevo Reino de Granada, como de la Provincia de Venezuela, algunos de los cuales reseñaremos, incluyendo aquellos que pueden considerarse exitosos, como los de Juan Rodríguez Suárez y Juan Maldonado.
A grandes rasgos, el ansia en cuanto a la búsqueda de metales preciosos fue un factor preponderante para los primeros intentos de penetración y exploración de los Andes venezolanos, a lo que podemos agregar la necesidad del Nuevo Reino de Granada por conseguir una salida al Mar Caribe lo más expedita posible, (lo cual será analizado más adelante). Posteriormente, cuando penetran y exploran con éxito la Cordillera merideña, los conquistadores encontrarán tierras fértiles, y una importante concentración de población indígena disponible como mano de obra para el sistema económico colonial, elementos que caracterizarán la definitiva ocupación del espacio andino venezolano a partir del siglo XVI, y cuya importancia en un futuro no muy lejano se reflejará a través del proceso de implantación de toda la estructura colonial.
En el próximo punto detallaremos sobre la penetración en los Andes venezolanos, resaltando el papel de las rutas naturales de recorrido prehispánico en los proyectos de exploración y conquista.
EXPLORACIONES EN EL OCCIDENTE VENEZOLANO LA INCURSIÓN EN LA CORDILLERA A TRAVÉS DE DOS EJES DE POBLAMIENTO.
Describiremos las primeras incursiones exitosas de los españoles en los Andes venezolanos, partiendo del El Tocuyo en la Provincia de Venezuela, y de Pamplona en el Nuevo Reino de Granada, a modo de facilitar nuestra comprensión acerca de la importancia de la vialidad para los procesos de penetración y de exploración a los Andes merideños, en parte ya recorrida durante el periodo prehispánico.
PENETRACIÓN DESDE EL TOCUYO
El Tocuyo fue uno de los núcleos primarios de población en la Provincia de Venezuela, desde donde se llevaría a cabo la avanzada hacia los Andes trujillanos. Como ya señalamos, se realizaron varios intentos para ingresar en esta región, hasta que el capitán Diego García de Paredes incursionó con éxito, fundando por primera vez la ciudad de Trujillo. Pero García de Paredes ya tenía noticias del territorio trujillano, gracias a la exploración de su predecesor Juan de Villegas, hecho señalado por Tulio Febres Cordero:
“ El año de 1549. de orden de Juan de Villegas, hizo la primera entrada a la provincia de los Cuicas, términos que vinieron a ser de Trujillo, el contador del Tocuyo Diego Ruiz Vallejo, con ánimo de descubrir unas minas de oro en el valle de Boconó (...)”.
A diferencia de sus antecesores, García de Paredes no recorrió los Llanos, sino los valles interiores cordilleranos, o en su defecto las depresiones de Barquisimeto y Carora, siguiendo parte de los cursos de ríos como el Tocuyo, el Monay, y el Motatán, equivalente a menos tiempo en distancias más cortas, si lo comparamos con un posible desplazamiento por el piedemonte andino-llanero y luego por algunos
valles transversales. Si seguimos el relato de José Oviedo y Baños (quien a su vez tomó información de los cronistas Aguado y Simón), notaremos que García de Paredes y sus hombres se desplazaron desde El Tocuyo hasta los Andes trujillanos a través del occidente, y arribaron a una población indígena conocida como Escuque. En este caso, como la actual población de Escuque se ubica cerca del piedemonte andino-lacustre, en las cercanías del río Motatán, es posible que el asentamiento prehispánico haya tenido una ubicación parecida.
En consecuencia, García de Paredes y sus hombres pudieron haber bordeado las montañas larenses y trujillanas por el flanco septentrional, desplazándose primero al norte de El Tocuyo, para luego recorrer los valles longitudinales de ríos como el Villegas, el Monay, y el Motatán, hasta arribar a tierras trujillanas, fundando la ciudad de Trujillo, que luego sería mudada dos veces. En resumen,
según la apreciación de los cronistas, García de Paredes y sus hombres no intentaron desplazarse a través de los valles intramontanos, y más bien recorrieron una de las dos grandes franjas que bordean la Cordillera merideña, hacia el norte de la misma, tal vez motivados por la necesidad de explorar una región que, a diferencia de los Llanos occidentales, era casi totalmente desconocida para los conquistadores europeos. De cualquier manera, esta expedición no logró llegar al corazón de los Andes trujillanos, pero debió haber sentado un precedente para establecer la posterior comunicación entre parte de los Andes venezolanos y el Lago de Maracaibo.
PENETRACIÓN DESDE PAMPLONA
Al igual que la Provincia de Venezuela, el Nuevo Reino de Granada tuvo gran interés en penetrar, explorar, y colonizar los Andes venezolanos. Con este propósito, hubo varios intentos por parte de funcionarios autorizados por el Reino, hasta que el capitán Juan Rodríguez Suárez consiguió incursionar en tierras merideñas.
Sin embargo, las expediciones anteriores a la realizada por Suárez La antigua fracasaron notablemente, como señalaremos a continuación, aunque hubo varias exploraciones terrestres y fluviales en las primeras décadas del siglo XVI, algunas de las cuales partieron de Pamplona y permitieron conocer importantes rutas hacia el Lago de Maracaibo.
Esta ruta sería una de las más importantes para el comercio de Pamplona y áreas circundantes (actual Departamento de Santander), porque le evitó a sus pobladores grandes y dificultosos recorridos terrestres y fluviales hasta el Mar Caribe, en el noreste colombiano.
Ambrosio Alfínger fue uno de los primeros en tratar de explorar toda la ruta de Pamplona al Lago, sentando un precedente muy importante para el futuro del Nuevo Reino de Granada, y posteriormente para la jurisdicción venezolana. Luego, otras expediciones dieron a conocer totalmente la ruta, que constaba de
dos grandes tramos hasta el Lago de Maracaibo: uno terrestre, entre Pamplona o zonas circundantes y la confluencia de los ríos Zulia, y Pamplonita, conocida actualmente como Puerto Villamizar. De este lugar se navegaba hasta el río Catatumbo, y de aquí hasta el Lago.
Sin embargo, la ruta presentó dos problemas fundamentales: a) la resistencia indígena, dificultando incluso las labores de navegación; y b) durante el período de verano descendía mucho el nivel de las aguas, impidiendo el paso de naves de gran envergadura.
Como el tránsito comercial por el Lago de Maracaibo adquiría cada vez mayor importancia para el Nuevo Reino de Granada, los factores anteriormente mencionados obligaron a buscar nuevas rutas, para lo cual contaban con territorios al noreste de Pamplona, incluyendo los Andes venezolanos. En este sentido, ya contamos con dos elementos de peso para explicar la penetración de exploradores delegados por el Nuevo Reino en nuestros Andes; primero, la búsqueda frenética de El Dorado, y segundo, la ubicación de rutas expeditas hacia el Lago de Maracaibo, para facilitar la comercialización de diversos productos alimenticios y mercancías con puertos caribeños y con la Península Ibérica.
De esta manera, se iniciaban los procesos de penetración y exploración de los Andes venezolanos, lo que traería como consecuencia su posterior colonización. El capitán Juan de Maldonado fue el primero que intentó ingresar a los Andes venezolanos, al recorrer en parte la misma ruta que tiempo después seguiría Suárez desde Pamplona; sin embargo, fracasó por no encontrar una vía expedita que le permitiera el acceso a las Sierras Nevadas, a pesar de que a partir de la Depresión del Táchira, diversas vías naturales recorren la Cordillera merideña. Por lo tanto, es probable que Maldonado y sus
hombres se hayan impresionado ante una región montañosa desconocida hasta entonces, o que hayan tenido ciertos problemas logísticos, factores que bien pudieron influir en que los exploradores no localizaran las rutas más accesibles. Incluso, el cronista Fray Pedro de Aguado, señala que diferencias de criterio entre los soldados y Maldonado, trajeron como consecuencia el extravío aún antes de atravesar el valle de Cúcuta:
“(...) fue a salir a las sabanas y llanos de Cúcuta, tierras que al presente están en el camino y vía de Mérida, donde reconocieron haberse vuelto a entrar en término de Pamplona y haberles salido en vano todo su trabajo, por lo cual comenzaron los soldados a murmurar y blasfemar del capitán Maldonado (...)”.
Posteriormente, Andrés de Acevedo intentó hacer el recorrido hasta los Andes venezolanos, pero fracasó completamente, demostrando una gran ignorancia en materia geográfica, tal como señala Aguado en la siguiente cita:
“ (...) saliendo por el valle que llaman de los Locos, que por aquella parte son los últimos términos de Pamplona, y atravesando el río que llaman de Bochagua, y en sus nacimientos es llamado Chitagua, y en los llanos Zarare, pasó por algunas poblaciones bien raras y apartadas unas de otras, y fue a dar en una montaña muy espesa y llena de manglares (...)”.
Acevedo y sus hombres no pudieron atravesar esta zona montañosa semielvática, la cual, posiblemente era un área no recorrida por otros exploradores. Por lo tanto, decidieron regresar a Pamplona.
Luego de los intentos frustrados de Maldonado y Acevedo, Juan Rodríguez Suárez sale como tercer competidor en busca de ingresar a las “Sierras Nevadas”. Aventajando a los anteriores exploradores, Rodríguez Suárez recorre por “diferente camino y vía que los demás habían seguido”.
Suárez prosiguió el camino hacia los llanos de Cúcuta, desde donde continuó su recorrido por las vertientes del valle de San Cristóbal, desplazándose por el valle longitudinal del río La Grita, y de allí pasaron al valle del río Mocotíes, llegando a Bailadores, y luego al valle del Chama. En la parte media de este valle fundo por primera vez a Mérida, en un sitio cercano a la laguna de la población prehispánica de Zamú, en la actual Lagunillas.
Luego de permanecer un tiempo en esta población, Rodríguez Suárez siguió el curso del valle longitudinal del Chama, hasta llegar al valle alto y contactar con el río Motatán se destacan algunas exploraciones hacia los llamados pueblos del Sur, Cordillera del Norte o Sierra de La Culata. Puede apreciare que Rodríguez Suárez ingresó en los Andes merideños a través de los valles interiores cordilleranos o longitudinales, destacándose su desplazamiento por el valle del río Chama donde consigue una importante concentración de población, una importante vía natural de comunicación, a partir de la cual realiza algunas exploraciones. Es probable que Rodríguez Suárez comprendiera la importancia de esta ruta para la ocupación espacial de parte de los Andes venezolanos, y para diversas actividades coloniales, como el comercio. En consecuencia, las observaciones de Rodríguez Suárez sirvieron para futuras exploraciones, al aportar el conocimiento necesario acerca de un medio físico desconocido para los españoles.
La información hasta aquí reseñada es descrita con detalles por las antiguas crónicas. Sin embargo, para una investigadora como Claudine Kauman, las crónicas de Aguado y Simón, no son lo suficientemente explicativas en cuanto a los detalles de la vialidad que recorrieron los conquistadores al penetrar a los Andes venezolanos, puesto que en algunas partes de sus escritos los omiten, y en otras se limitan a indicar los obstáculos que tuvieron que atravesar. Según
Kauman, tales obstáculos no debieron ser gran impedimento, “ porque ya existían caminos construidos por los indígenas”.
En todo caso, si los conquistadores no hubieran recorrido rutas naturales, como aquellas por donde pudieron haberse desplazado los indígenas, hubiera sido difícil el ingreso a una región netamente montañosa como los Andes venezolanos, que, sin embargo, también ofrecía excelentes rutas a través de los principales valles fluviales. Además, para la época de la Conquista y Colonización en los Andes venezolanos, no había una tecnología comunicacional, como mapas y brújulas, que facilitara el acceso de los europeos a través de territorios desconocidos.
Posterior a la penetración de Juan Rodríguez Suárez a las Sierras Nevadas, Juan Maldonado, por orden de la Audiencia de Santa Fe de Bogotá, salió desde Pamplona en su búsqueda para aprenderlo, pues éste se extralimitó en sus funciones delegadas por las autoridades del Nuevo Reino. Era su segundo intento por ingresar a tierras merideñas, con la ventaja de que la principal ruta de recorrido había sido explorada por Rodríguez Suárez, lo cual favoreció en gran parte su éxito, debido a que esta expedición de avanzada facilitó el conocimiento geográfico de una región que no había sido explorada por los conquistadores, hasta el punto que le permitió a Maldonado, quien había fracasado totalmente en su primer intento de ingreso, arribar incluso mucho más allá de Mérida, y hasta poder realizar algunas exploraciones en la cuenca alta del Chama. Es más, Maldonado arribó a tierras trujillanas, pero no pudo conquistarlas, ante las pretensiones del capitán Francisco Ruiz, delegado por la Provincia de Venezuela. Ambos se encontraron en dichas tierras, y surgieron algunas disputas, hecho histórico fundamental del período colonial, no solo para los Andes venezolanos, sino para el Nuevo Reino de Granada la Provincia de Venezuela. En este sentido, se establecieron los límites entre el Corregimiento de Tunja y la Provincia de Venezuela, en el Alto de los Cuicas, sitio que se ubica entre las actuales poblaciones de Timotes y La Puerta.
En resumen, la penetración de Suárez y Maldonado en tierras andinas, así como sus futuras exploraciones en áreas especificas, no hubieran podido llevarse a cabo sin la facilidad de comunicación que históricamente ha brindado el valle longitudinal del Chama, tal como lo indica el sociólogo Amado Moreno Pérez:
“La ruta de penetración que utilizaron los conquistadores, tanto Rodríguez Suárez como Juan Maldonado, corresponde en líneas generales, a lo que es la carretera Trasandina, y de igual modo, a las vías que los indígenas tenían en su comunicación interna”.
RUTAS DE PENETRACIÓN COLONIAL EN LOS ANDES VENEZOLANOS
.
EXPLORACIONES EN LACUENCAALTADELRÍO CHAMA
Reseñaremos las exploraciones que se realizaron en la cuenca alta del río Chama, luego que los conquistadores y colonizadores realizaron las primeras incursiones en diversas zonas andinas del actual territorio venezolano. Mencionaremos las posibles rutas de recorrido de los exploradores coloniales que partieron del valle alto del río Chama, para explorar con profundidad todo el espacio geográfico de la cuenca alta, y que permitió tener un conocimiento del territorio que posteriormente sería colonizado. Entre algunos aspectos, destacaremos las expediciones que se llevaron a cabo en la Sierra La Culata, donde los colonizadores pudieron haber divisado las costas del sur del Lago de Maracaibo, lo cual sería de suma importancia para el Nuevo Reino de Granada y para los intereses merideños, por constituir una estratégica salida al Mar Caribe, al facilitar el comercio de gran parte de los Andes venezolanos. También nos referiremos a exploraciones en la otra sierra paralela al río Chama, como es la Sierra Nevada.
En cuanto a la Sierra La Culata, describiremos las expediciones realizadas por Juan Rodríguez Suárez y Juan de Maldonado, quienes recorrieron parte de dicha Sierra, no sin antes haberse desplazado por el valle longitudinal del Chama. Rodríguez Suárez será el primero en explorar parte de esta Sierra. Al parecer, los hombres de Rodríguez Suárez exploraron el valle del río Mucujún, partiendo de la meseta de Mérida, según reseña Luis Bastidas:
“Rodríguez Xuárez explorando todo el Valle de Mérida; al llegar uno de sus caudillos a la quebrada de Los Alizares [se denomina así por la abundancia del árbol aliso], a la que más tarde llamaron de Carrasco, cerca de donde hoy se encuentra ubicada la población de El Valle, vía La Culata (...)”.
Esta vía corresponde a la actual carretera que comunica a Mérida con el valle del Mucujún, y según consta la crónica de Aguado, el camino fue desbaratado por los indígenas para evitar el paso de los agresivos conquistadores: “En la quebrada de los Alizares, que es más arriba de donde ahora está Mérida poblada, se empalaron dos indios sólo porque queriendo conservarse en sus tierras y casas habían cortado una cuchilla y atajado un camino que por ella iba para que los caballos no pudiesen pasar por ella”.
La segunda exploración que se llevó hacia los lados de la Cordillera Norte o Sierra La Culata, fue por parte de Maldonado, quien en su recorrido por valles transversales pudo divisar el sur del Lago de Maracaibo. Recordemos que para el Nuevo Reino de Granada era indispensable conseguir una salida expedita al Mar Caribe.
Maldonado se desplazó por el valle longitudinal del Chama, pasando por Mucuchíes hasta llegar al mal llamado Pico del Águila, en donde posiblemente tomó la ruta transversal del río Chirurí, arribando al Pueblo de la Sal (actual Piñango), como fue conocida esta población por los españoles, debido a que al llegar Maldonado, sus habitantes le ofrecieron sal. En este lugar, Maldonado y sus hombres se estuvieron algunos días, mientras que Alonso Desperanza fue enviado a incursionar hacia la costa sur del Lago a través de una ruta natural
que comunica a Piñango con dicha costa, logrando su objetivo, al arribar primero al asiento de los indígenas torondoyes, y luego siguiendo el valle del río Torondoy hasta las riberas del Lago. Según Luis Bastidas, aún se recorre parte del camino: “Entre Piñango y Caja Seca se encontraban los torondoyes (aún en nuestros días es usado el camino prehispánico que comunica Piñango y Torondoy) (...)”.
Sin embargo, Desperanza se vio obligado a retornar al Pueblo de la Sal, debido a que su tropa fue atacada por los Bobures que vivían a orillas del lago. De esta manera, Maldonado exploró todo el valle de la sal, y luego siguió su recorrido hacia el noreste, hasta Timotes.
A pesar de no tener una información precisa sobre las exploraciones coloniales hacia la Sierra Nevada, o como dirían en el período colonial, hacia la otra banda del río Chama, es probable que sí se hayan realizado algunas expediciones, al igual que hacia la sierra La Culata. El problema es que no contamos con información específica acerca de los primeros exploradores, que presumiblemente fueron los primeros encomenderos. Simplemente contamos con la información que recabaron algunos funcionarios delegados por las autoridades virreinales, como los visitadores, los cuales no solo se dedicaron a
vigilar la actuación de los encomenderos y ayudar a la organización del espacio, sino que se preocuparon por algunos aspectos específicos, como la vialidad, fundamental para garantizar el control de las nuevas unidades poblacionales y productivas indígenas, facilitando al mismo tiempo los constantes recorridos de estos funcionarios a lo largo del período colonial.
En este sentido, los funcionarios coloniales debieron haber recorrido diversos caminos para inspeccionar y organizar el espacio donde residían los indígenas, muchos de los cuales ya estaban agregados a encomiendas. El interés de las autoridades coloniales por el sistema vial, se expresa a través de los recorridos que pudieron haber realizado algunos visitadores, y que seguramente ya no serían de carácter exploratorio, pero debieron haber sido los mismos que recorrieron los primeros encomenderos que hicieron los repartimientos en la Sierra Nevada, específicamente en Mucuchíes y áreas circundantes. Algunos de dichos recorridos están reseñados en documentos del siglo XVII, compilados en la Colección Los Andes, gracias al Hermano Nectario María, donde se reseña, por ejemplo, los recorridos de los visitadores en 1655 hacia las encomiendas de Mocao, y otras ubicadas hacia el sur de Mucuchíes:
“(...) y luego va corriendo el dicho resguardo desde el dicho rio de Chama atravesándole y pasando de la otra banda del hasta llegar a un quebrada que llaman Mucuyao y por otro nombre Mocaho que entra en el dícho rio de Chama y por la dicha quebrada arribahasta lo alto del paramo y peñas que llaman Mucuguaguo y de alli bajando hasta dar en la quebrada Mucumbas que entra en el dicho rio grande de Chama (...)”.
Presumiblemente arribaron a una población conocida como Gavidia (en el páramo mencionado en la cita), desplazándose por el valle longitudinal de la quebrada del mismo nombre. Hay que tener en cuenta que dicha localidad está enclavada en una encrucijada, que la comunica con Mucuchíes, con el piedemonte andino-llanero, y con otras poblaciones del valle del Chama. Como sabemos, parte del comercio colonial andino merideño se hacía con Barinas, repercutiendo en la importancia de las exploraciones en la Sierra Nevada, que han debido contribuir al conocimiento de la vialidad que comunicaba, por ejemplo, a Mucuchíes con el poblado de Pedraza.
CONSIDERACIONES FINALES
En este primer acercamiento al estudio de la antigua vialidad andina venezolana y su relación con el poblamiento colonial, hemos analizado la relevancia del medio físico para los procesos de penetración y exploración del espacio andino en general. En tal sentido, diversos accidentes geográficos dificultaban o facilitaban el ingreso de los primeros conquistadores españoles. De esta manera, los europeos después de varios intentos de penetración en los Andes venezolanos, comprendieron que las rutas de tránsito más apropiadas eran los principales valles fluviales longitudinales y transversales, como era el caso del valle del río Chama. Desplazándose por este último, los conquistadores se asombraron ante la importante presencia de población indígena, que aprovechaba las riquezas naturales y las facilidades comunicacionales de la cuenca del Chama con otras zonas de lo que es actualmente Venezuela.
Al penetrar y explorar los Andes venezolanos, los conquistadotes echaron las bases del proceso colonizador, porque el conocimiento geográfico de esta región les permitió, entre otras cosas: a) organizar el espacio de acuerdo a los intereses coloniales, tomando ventaja de la ubicación de algunos poblados prehispánicos; y b) recorrer o construir una serie de rutas que darán vida a los circuitos económicos que comunicarán los Andes, Barinas, y Maracaibo.
http://64.233.169.104/search?q=cache:b0ZjNrYgozoJ:oai.saber.ula.ve/cgi-win/be_alex.exe%3FDocumento%3DT016300002522/3%26Nombrebd%3Dsaber%26term_termino_2%3De:/alexandr/db/ssaber/Edocs/pubelectronicas/presenteypasado/ano9vol9_num18/articulo2.pdf%26term_termino_3%3D%26term_termino_4%3D29%26term_termino_5%3Dpng+HISTORIA+DE+LA+SIERRA+LA+CULATA+EN+MERIDA+VENEZUELA&hl=es&ct=clnk&cd=98&gl=ve

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