sábado, 4 de octubre de 2008

LLEGARON LAS VACACIONES DE JULIO

LLEGARON LAS VACACIONES DE JULIO

Todo el año es oportuno en Lagunillas de Mérida, Venezuela, para el disfrute de momentos de ocio y distracción, el periodo de vacación escolar es propicio para aventurarse en actividades que generan diversión; el pueblo en su diversidad de ambientes y clima permitía conseguir en sus múltiples rincones los espacios indicados para solazarse, entre los más destacados estaban: el balneario en la laguna de urao, el parque en el mismo depósito de agua, la Trampa, la Cañada de la quebrada de San Miguel, la Calera, la Huerta, Llano Seco, el Molino, los Curos, Caces, llanos del Anís, el cerro de San Benito y el cerro de San Miguel entre muchos.

Construíamos juguetes para distraernos y competir con nuestros amigos en la pericia y la práctica con ellos: trompos, metras, runches, carambolas, bolos, triques y cometas. Nos ejercitábamos en deportes permanentemente, lo que permitía que el pueblo promoviera deportistas destacados a nivel local, regional y nacional entre los que estaban: natación, atletismo, con relevancia en el trote que se corría alrededor del circuito de la laguna con cuatro kilómetros de longitud, ciclismo, bote de remo, voleibol, baseball, football y basketball.

En julio llegaba la época de los vientos que hacía posible elevar con seguridad las cometas, juguete que diseñábamos con los recursos que teníamos a disposición en la comunidad, buscábamos carrizos largos, planta herbácea perenne que crecía en lugares húmedos, cortábamos tiras largas y finas que limpiábamos con cuchillos afilados, las varas con dimensiones de medio centímetro de ancho, el largo que la cometa requiriera; cortaba dos varas de la misma longitud y la tercera varios centímetros más corta. Colocaba las dos varas largas en forma de X no muy abiertas, en el centro de esta X las amarraba con fuerza, utilizaba pita o pabilo sobre este punto de unión colocaba la tercera vara en forma horizontal, la sujetaba a las anteriores con la misma cuerda; alrededor de los extremos de las varas amarraba la cabuya en forma de marco; sobre las varas y el marco pegaba con almidón papel del más liviano posible como el seda. A continuación colocaba los frenillos que consistía en atar una cuerda a los extremos de dos de las varas en X, la cuerda templada en el punto medio debía coincidir con el centro de la X. En ese punto medio amarraba otra cuerda que debía coincidir longitudinalmente con los extremos de la X, esta cuerda se amarra en el punto medio de la pita anterior halando las dos cuerdas debía formar una pirámide perfecta con los tres lados iguales. En los dos extremos contrarios se amarraba otra cuerda entre esos extremos, el centro de esa cuerda debía coincidir con el centro de la X, en esta cuerda en el centro amarraba la cola, constituida por un conjunto de retazos de tela liviana de largo en concordancia con el tamaño de la cometa, la cola la dividía en dos segmentos, uno más corto que el otro. La cometa está lista para elevarla, para ello preferíamos la playa de la laguna, el cerro de San Miguel y el estadio de baseball.

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