martes, 23 de septiembre de 2008

ME SUBI A LA TORRE DE LA IGLESIA EN LAGUNILLAS DE MERIDA VENEZUELA

ME SUBI A LA TORRE DE LA IGLESIA

Debo agradecer a mi pueblo Lagunillas de Mérida en Venezuela y a sus habitantes los momentos de felicidad y distracción que me ofrecieron en mi infancia. Un lugar especial que me causó curiosidad y motivación por explorar fue la torre del campanario de la iglesia católica construida en honor al Santo patrón del poblado: Santiago Apóstol.
Es una iglesia de aspecto neogótico, con sus dos torres blancas truncadas. Su fachada dividida en dos partes, presenta en la parte inferior arcos ojivales con molduras que imitan columnas, frisos y cornisas. En la parte superior destaca un rosetón y sobre éste la imagen de Santiago Apóstol, patrono de Lagunillas.
La fachada está rematada por un frontispicio en ángulo. La iglesia es de construcción relativamente reciente y fue terminada en 1935.
Mi Nona habló con el sacerdote para mi ingreso al grupo de monaguillos, me convertí en uno de los acólitos del vicario de Jesús Cristo en el pueblo, me costó acostumbrarme a levantarme en la madrugada para asistir a la misa de seis de la mañana, en ese tiempo el procedimiento emanado del Vaticano en Roma fue predicar la Santa Misa en latín, lengua muerta, de la que jamás pude entender ni papa, ni de los textos, ni de los diálogos del sacerdote, a los que respondí con murmullos y mascullando expresiones las más cercanas a esa lengua para lo que empleaba mi fértil imaginación.
La fundación del pueblo se hizo por la cuadrícula conforme a la usanza emanada de la Corona española, el conquistador Juan Rodríguez Suárez en las postrimerías de mil quinientos cincuenta y ocho escogió el punto más céntrico de la gran explanada en la parte Norte de la laguna Zamú (urao), como a ochocientos metros del humedal. El mecanismo que seguían los religiosos era que en compañía de los caciques ubicaban el antiguo o nuevo lugar preferiblemente valles, luego los indígenas sembraban las milpas, se diseñaban las calles bajo el sistema de cuadrícula partiendo de la cruz mojonera situado al, centro de la plaza. Las manzanas tenían 100 varas por lado, las calles entre 10 a 8 varas de ancho, con dirección hacia los puntos cardinales con leve desviación del norte magnético cada manzana tenía a varias familias con tierras para sus cultivos, hornos, temascal y animales domésticos, dejando en el centro el lugar para edificar el templo con la portada hacia el este, la casa de cabildo, escuelas y mercados (como aún puede observarse en pueblos antiguos y la ciudad capital). Llegada la fecha del traslado de los aborígenes realizaban grandes fiestas y danzas para hacerlos olvidar las costumbres antiguas. Algunos que se resistieron a vivir en pueblos se asentaron en lugares situados a la periferia, dando lugar posteriormente a las aldeas. Las manzanas eran distribuidas por familias y si había varios clanes o parcialidades, daban origen a los barrios.
Después de oficiada la misa, me quedaba tiempo para investigar y curiosear en los ambientes que conformaban la iglesia, nuestro sitio de permanencia era el vestier o entrada de servicio al templo, amplia sala en la que el sacerdote se colocaba los vestidos que correspondían con la fecha religiosa, allí teníamos nuestros aditamentos como monaguillos, fungía el ambiente como oficina del padre. Otro sitio de interés que visitaba fue detrás del altar mayor, constituido por un inmenso mueble de madera preciosa en el que se ubicaban varios santos y vírgenes, con dimensiones considerables que los convertían en la admiración de los visitantes del templo, estas obras finamente elaboradas en porcelana fueron importadas de Europa, donadas por hacendados y comerciantes del lugar lo que indica que existieron personas con alto nivel de ingresos que amasaron importantes fortunas. Me subí al atrio destinado a las homilías del sacerdote, ubicado en el centro de la nave principal de la iglesia, a una altura de dos metros, lugar que mientras fui monaguillo y las veces que asistí a misa, nunca lo empleó por el predicador a pesar de las dotes de oratoria que manifestaba y que alargaba la misa de los domingos de once de la mañana, lo que incomodaba a los asistentes porque querían meter los pies bajo la mesa lo más pronto posible, lo cierto es que a esa hora acostumbraba asistir un humilde parroquiano, rechoncho, bajito, calvo y por desgracia invidente; los muchachos mala conducta le colocaron el apodo de “burro” comparación que el personaje detestaba, y en respuesta profería palabras soeces de alto calibre y daba mandablazos con el bastón que siempre portaba, sin importar a quien impactara. El caso es que el sacerdote en un momento de de inspiración, en la prédica, como muchos vicarios que regañan a los que asisten a la misa por culpa de los que no lo hacen, refiriéndose a los feligreses que no cumplían con los deberes católicos y caían en la tentación del pecado los trataba de “burros” sin medir la consecuencia que la comparación lesionaba la dignidad de nuestro querido personaje, que de inmediato respondía con sarta de groserías que incomodaba a las beatas y hacía reír a los parroquianos que asistían a la misa parados en la puerta con un pie dentro y otro fuera.
Las casas de los principales ubicadas en el centro del pueblo y a lo largo de las dos avenidas en toda la extensión del centro poblado, la Bolívar principal y la Sucre, estas viviendas se caracterizaban por la construcción con el estilo español colonial, se construían en un amplio terreno, algunos con cincuenta metros de frente por cien metros de largo, el terreno se aplanaba, construían bases profundas que se rellenaban con inmensas piedras sobre las que se levantaban las paredes aseguradas por columnas de trono de árboles largos y robustos, las paredes de tierra y piedra apisonada, para lo cual se construía una especie de cajón de madera subía en la medida en que la pared progresaba, se humedecía la tierra y se apisonaba con largos y pesados mazos, la pared se reforzaba con un andamiaje de carruzo y madera. El techo lo construían con un entramado de madera preciosa muy resistente y curada; cedro, samán, roble, apamate, sobre éste, se colocaba el emparrillado de carruzo debidamente curado, sobre el que colocaban un vaciado de arcilla y al final las tejas, que por lo general se producían en el mismo lugar. El frente de la casa constaba de dos s tres grandes habitaciones que daban a la calle, con sus respectivos grandes ventanales y celosías , una habitación se dejaba para depósito o comercio, otra para los propietarios de la casa, el ingreso a la casa se hacia por la puerta ancha generalmente de dos alas de madera preciosa de lato valor y finamente labrada, que permitía el acceso al zaguán en el que colgaba una planta de zábila a la que de le adosaba la propiedad de ahuyentar la pava, las malas energías, la peste y atraer la buena suerte; las habitaciones las construían alrededor del patio central, con una fuente en el centro y caminerías por los hermosos y bien cuidados jardines del que emanaba olores y fragancias gratas al olfato; el fondo de la casa se comunicaba con el solar en el que se sembraban plantas frutales diversas, hortalizas varias, legumbres, plantas medicinales; estaba la caballeriza para abrigar y resguardar las bestias de monta y de carga , algunas vacas, ovejas, cabras, la porqueriza, el solar se comunicaba con el exterior por el protón amplio situada en la calle lateral o posterior.
Por el acceso a la cripta en la que estaba la pila bautismal estaba la puerta que daba acceso al primer nivel de la torre de la iglesia, desconocía la autoridad del viejo sacristán que nos vigilaba y nos tenía berreados, subíamos la escalinata hasta el segundo nivel, en el que se encontraba el balcón del coro y un viejo órgano que nadie sabía tocar y que las polillas carcomían, por otra puerta continuábamos por la torre subíamos por la endeble escalera que se balanceaba peligrosamente y crujía con mi peso, alcanzaba la parte superior en el techo, que recorríamos por el borde a la altura de doce metros de altura, lugar privilegiado en el que se divisaba la panorámica hermosa e inigualable del pueblo de Lagunillas.

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