miércoles, 10 de marzo de 2010

LA CATIRA. LEYENDAS Y MITOS EN LOS PARAMOS DE MERIDA EN VENEZUELA

LA CATIRA. LEYENDAS Y MITOS EN LOS PARAMOS DE MERIDA EN VENEZUELA.


Es una leyenda interesante, que me contaron, he pasado por la laguna tapada, muchas veces sin conocer de primera mano la interesante historia que haré de su conocimiento.
La laguna Tapada es un lugar que se ubica en la Sierra La Culata en los Andes de Mérida Venezuela.
Este sitio es muy visitado por senderistas que se solazan con la belleza escénica, la diversidad de plantas y animales que ofrece a los excursionistas oportunidad para el disfrute de la diversidad ambiental.
A la laguna Tapada se accede por el camino “Nacional” que se inicia en La Culata, sitio al que se llega en vehículo, desde este punto se transita por el camino de tierra que sube por una loma de pendiente regular que exige al caminante buena condición física, permite que sea recorrido por personas de diferentes edades y condiciones física; el próximo sitio de referencia que comunica este sendero es el Valle de La Vida, pequeña hondonada de suave pendiente, ondulada, con sabanas de grama, abundante frailejón y diversas especies de plantas de páramo que se reproducen de forma abundante, en la época de lluvia el sitio se viste de flores multicolores e insectos que liban el elixir, aves cantoras y clima fresco. Del valle de La Vida se sube por un collado ( ventana que comunica dos valles) para encontrar la Laguna Tapada, denominada así por cuanto, la superficie de la misma está recubierto de pasto, junco y vegetación que con el tiempo, y en la época de sequía se endurece permitiendo con mucho cuidado que las personas caminen por la superficie; debajo de este manto vegetal hay agua, en la que conocedores del lugar dicen que se puede pescar, por cuanto, si se consiguen espacios abiertos se lanzan los anzuelos, con pesca de trucha arco iris hasta de cuatro kilos o más.
Una tarde en la que el amigo, en compañía de tres personas se dedicaban a pescar observaron, cada uno de ellos de forma separada, una mujer en la orilla del río Mucujún en la actividad de lavar ropa, para algunos de ellos esta mujer pareció rara, pero no se descartó, ya que podría ser de un grupo de campesinos que acostumbran a visitar el sitio para cuidar y recoger el ganado vacuno que de forma extensiva, allí crían.
Terminada la pesca se recogieron los amigos en el campamento, comentando que todos percibieron la presencia de la mujer lavando, pero que al acercarse al lugar para verificar si la dama se conseguía en el sitio, esta no estaba, sólo la piedra sin rastros que allí se hubiese lavado ropa.
El miedo en el grupo se manifestó por lo que se dispusieron a bajar hasta la ciudad de Mérida. Consultado de la experiencia a uno de los hombres mayores del Valle Grande ( Valle de Carrasco ), el anciano recordó que hace mucho tiempo cuando la laguna estaba más despejada y pantanosa, una dama de cabello rubio, cayó en el pantano y desapareció, desde ese momento muchas visitantes la han visto y la llaman “ La Catira”.

domingo, 7 de marzo de 2010

DUENDES. AVENTURAS EN EL PARAMO DE LOS CONEJOS EN MERIDA , VENEZUELA






















AVENTURAS EN EL PARAMO DE LOS CONEJOS, SIERRA LA CULATA EN MERIDA, VENEZUELA

Sobre apariciones, duendes y cuentos de caminos se ha contado mucho; es de fama las leyendas y mitos sobre la experiencias extrasensoriales que se perciben en las montañas del estado Mérida en los altos páramos, en los que, la bruma de la densa neblina y la lluvia que en las tardes ocurre, sobre todo en los meses de lluvia; se puede ver el caminante en una tempestad de nieve que son comunes en los meses de julio agosto y septiembre.
La soledad de los parajes en los que por razones del éxodo de los nativos de esos lares se mantiene por lo general ausente de personas, a no ser por la presencia de algún campesino en búsqueda de vacunos descarriados o para llevarles sal, así como proceder a vacunarlos periódicamente.
En casos muy raros se encuentran excursionistas caminando y disfrutando la naturaleza, que por sus gratas bellezas y seguridad de los caminos invitan a recorrerlos ejerciendo el ecologismo responsable.
En el caso que nos ocupa, se trata de un grupo de obreros que construyeron la estructura de lo que se denomina la canaleja, a tres horas en ascenso caminado desde El Manzano Alto, vía Jají.
Ocurrió que en el lugar ubicado a seiscientos metros del lugar en el que está la capilla, el personal de la empresa levantó el campamento base para el resguardo de los obreros allí al contrario de los otros lugares en los que se quedaron comenzó a ocurrir hechos y situaciones que alertaban a los trabajadores en las madrugadas. Situaciones como la de extraños ruidos mover las ollas, halarle los pies a la persona que estaban dormidas. Una situación extrema luego de varios días percibiendo esa experiencia fue la del ataque sufrido por operarios en diferentes madrugadas que consistió en sentirse sofocados por un ente que penetraba en la tienda e ejercía presión sobre la garganta de la persona para tratar de sofocarlo. Hubo aquellos, que dieron haber visto un ser extraño que salía de la tienda cuando la luz de la linterna se encendía; lo descubrieron como un ser pequeño de baja estatura y deforme que raudo y rápido se escabullía del lugar de hospedaje.
Por varias semanas los obreros resistieron los embates del ente que repetidamente los agredía, los irritaba y asustaba hasta que la situación se tornó irresistible por lo que los obreros prefirieron bajar hasta el Manzano alto todas las tardes para dormir en sus casas y madrugar para retornar al sitio de trabajo e vez de enfrentarse a la tenebrosa vista que noche con noche invadía de miedo al campamento.
Los ancianos del lugar y los parameros argumentaron que se trataba de un duende que tenía su tesoro cercano al lugar en el que los obreros construyeron el campamento en algunos casos se trataba de betas de oro, desconocidas para los humanos.
Cuando el campamento se cambio varias semanas después la visita del fastidioso ente dejaron de sentirse y todo volvió a la calma.
Créalo o no este relato se basa en hechos reales contados por sus actores.

miércoles, 3 de marzo de 2010

AVENTURAS EN EL PARAMO DE LOS CONEJOS EN MERIDA , VENEZUELA

AVENTURAS EN EL PARAMO DE LOS CONEJOS EN MERIDA, VENEZUELA.

Las montañas del estado Mérida están entre las más hermosas del mundo, dicen los que han viajado por el planeta Tierra, que no tienen nada que envidiar a las cordilleras del Himalaya, El Pirineos europeo, los cerros de La Galicia en España entre muchas.
La diversidad de paisajes permite disfrutar de las opciones que ofrecen los pisos altitudinales que se consiguen en esta serranía criolla, con alternativas deportivas y para el disfrute del tiempo libre, que son ilimitadas, esto es lo que constituye la riqueza ecológica y eco turística que poseen los merideños.
Estas alturas guardan secretos y misterios que asustan a unos y a otros atrae como reto; es el caso de las experiencias sensoriales y percepciones que muchos visitantes han sentido y experimentado en eso lugares altos y fríos.
Como ocurre en la laguna de la Cañada del Diablo páramo de Los Conejos Sierra de La Culata Mérida, Venezuela. Allí los excursionistas, que con entusiasmo visitan el lugar para pescar truchas, al llegar, en el desaguadero del depósito de agua, divisan una trucha de gran tamaño, al animal le calculan peso de quince kilogramos. Se presenta mansa y en condición de reposos, como dormida, pasiva. El pescador procede a obstaculizar las vías de escape del pez, al disponerse a capturarlo con las manos el salmónido lo que saca del agua es un tronco.
Esta experiencia le ha ocurrido a varios excursionista, por lo que entre los locales, se difundió la información, de allí que cuando se invita a alguno de ellos a caminar por esos lares se manifiestan renuentes y desconfiados.
Debemos amar y cuidar las lagunas de los páramos, devolviendo lo que nos ofrecen, recogiendo la basura que llevamos, evitando los incendios forestales, no talando, evitando la sobre pesca. La naturaleza nos devuelve con creces la atención que le brindemos.

lunes, 1 de marzo de 2010

LEYENDAS DE SENDERISTAS EN LOS PARAMOS MERIDEÑOS EN VENEZUELA














































LEYENDAS DE SENDERISTAS EN LOS PARAMOS MERIDEÑOS EN VENEZUELA.

Es la experiencia oída del actor de la misma, ocurrió en una excursión realizada a la Sierra Nevada de Mérida, en una laguna cerca del pico Humbolt. En la década del mil novecientos ochenta.
Ese día los excursionistas se dispusieron a pescar truchas de la especie de arco iris que en esas montañas son abundantes, en las lagunas apartadas y poco visitadas logran talla y peso hasta de cinco o más kilogramos.
Ese día ocurrió una fuerte tempestad con lluvia intensa, así como cayó granizo de tamaño regular.
El que cuenta la historia estaba arrimado cobijado bajo la superficie de la cornisa de una gran roca cercana a la orilla de la laguna; en ese momento el compañero pescó una trucha de gran tamaño más de cuatro kilogramos, para que no se le escapara, es práctica de los pescadores halar con fuerza el pez al sentir que tira de la cuerda del anzuelo, el animal quedó en el margen del depósito de agua con el riesgo que por los saltos regresara al agua, por ello el actor de la aventura, saltó con entusiasmo para capturar con las manos el producto de la pesca, al salir de la cornisa sintió u fuerte golpe en la nuca, como si una persona le hubiese proporcionado un golpe seco; adolorido viró para verificar quién fue la persona que le dio el golpe, con la extrañeza que no había nadie, ninguno de los amigos estaba cerca.
La otra alternativa fue que un pedazo de hielo le cayó en el cuello, sin embargo, al revisar el piso no se consiguió el trozo de hielo.
Lo cierto es que desde ese día el personaje centro de esta historia visita a las montañas con reservas, más que temor, respeto y consideración por las historias que cuentan de boca en boca desde hace muchas generaciones: el que las lagunas de los páramos son cuidadas por duendes, por espíritus chocarreros que guardan con celo los parajes para que los extraños no causen daños a la naturaleza y si lo hacen no salgan tan indemnes de su atrevimiento.